Un pirata contra el capital

En Hollywood las representaciones de piratas y corsarios tienden a centrarse en las escenas de batalla, con balas de cañón y elaborados duelos de sable en cubierta. Sin embargo, lo cierto es que durante la vida en el mar en este periodo era más probable que alguien se muriera por flujo de sangre —así se denominaba la disentería entonces— que en un combate armado.

Si vas a contar esas historias, tienes que romper los límites de las historias de época y la biografía tradicional. Hay que dar saltos en el tiempo de un lado a otro para poder analizar los datos correctamente. Las cronologías lineales funcionan muy bien a la hora de contar historias, pero no siempre retratan las causas profundas que las impulsan. Algunas causas están próximas al efecto en el tiempo; otras son los ecos de una onda sísmica distante, que aún reverberan cien e incluso mil años después.

Que un grupo de cien o más personas pudieran sobrevivir en el mar abierdto durante varios meses seguidos, a bordo de una navío con menos metros cuadrados habitables que una cancha de tenis, es, quizá, uno delos grandes hitos del ser humano a la hora de crear entornos habitables en medios radicalmente inhóspitos.

Los piratas eran unos forajidos, pero unos forajidos vanguardistas, y crearon normas que garantizaban el poder comunitario de la expedición e impedían la excesiva concentración tanto de poder como de riquezas.

Durante un tiempo, Hery Every fue una leyenda tan conocida como cualquier otra del repertorio; héroe inspiradro para algunos, asesino despiadado para otros. Fue un amotinado, un líder de la clase trabajadora, un enemigo del Estado y un rey pirata. Y al final , se convirtió en un fantasma.