Ciudad revientacráneos

La historia que tenemos aquí es una de esas que, contada de otra manera, no hubiera tenido el impacto que ésta puede llegar a tener en el lector. Porque las cosas se pueden contar de muchas maneras, pero en este caso, y en mi personal percepción, la lectura puede llevar a un estado de estupecfacción e incomodidad, buscado por el autor, que hubiera requerido de el "momento idóneo" para su lectura. Y creo que no ha sido mi caso.
En Ciudad Revientacráneos nos encontramos a un personaje, Doyle, que tiene uno de esos trabajos que requieren pocos escrúpulos y que se ha cansado de defender. Doyle trabaja en una de esas entidades deshumanizadas que se dedican a deshauciar a la gente de sus casas y además hacen de las malas prácticas su seña de identidad. Y Doyle está harto y decide recopilar toda la información que pueda para sacar a la luz esas prácticas indeseables. al final sus descubrimientos y la dependencia de la hexadrina harán caer a nuestro protagonista en un abismo donde la realidad supera cualquier ficción y el peligro se cierne sobre toda la especie humana.
Y todo esto se cuenta de forma precisa e impactante, desde el relato desquiciado de un yonki a punto de palmarla, a la descripción de prácticas médicas dignas de un Doctor Bacterio instruido por la Gestapo. Y todo ello para acabar con una de esas idas de olla que tanto nos gustan porque nos presentan una humanidad más allá de todos los convencionalismos y rozando casi la perfección. Sinceramente creo que necesitaré una segunda lectura que me abra las puertas que no he llegado a abrir y que pueden llevarme a esos lugares que sólo he llegado a vislumbrar brevemente pero que sé que están ahí.

Vamos un poco al argumento de esta novela, S.P. Doyle es un empleado de banca que un día decide que ya está bien, que si se lo propone puede cargarse al banco y de paso, mandarlo todo a la mierda. Empieza pues a recopilar toneladas de información aunque para su gestión, decide meterse hexa, una droga que le agudiza los sentidos y le hace focalizar en su misión. Esta tiene, como todas las drogas, consecuencias adversas, una de ellas es una elevada necesidad sexual, hasta el punto de que su miembro acaba torcido a causa de tanta.. atención. Todas las vivencias de Doyle son compartidas por su tortuga, Deckard.

Después, a medida que avanzamos el libro va encaminándose más y más hacia el bizarro, resultando más complejo y caótico.

El libro podemos dividirlo en dos partes, la primera es más fácil de seguir, es una parte cargada de acción y a medida que leía me venían a la mente películas rollo Trainspotting o El club de la lucha. Hay mucha acción, motivada también por el incremento del consumo de drogas.

La segunda parte ya es más caótica, empieza lo bizarro, baja algo el ritmo y dejamos de comprender lo que ocurre pero empezamos a entender porque el libro se llama así. Esta ya nos recuerda otro estilo de películas, la que más quizá: Matrix, con su oráculo, la conexión/desconexión...

El libro en algunos momentos puede parecer un despropósito, no sabemos si toda forma parte del delirio del prota o hay algo detrás. Los límites entre la realidad y la ficción se van difuminando hasta confundirnos.

Novela bizarra donde las haya, seguro que no es apta para todos los públicos y en mi caso, fui incapaz de leerla rápido porque realmente necesitaba descansar un poco de la temática y de todo lo que me contaba el autor, sino se corre el peligro de no sobrevivir a la lectura.

Por mi parte, recomiendo la lectura pero, elegid bien el momento y sin duda, recomendaría que se intercalara con otras o incluso, con relatos. Si le damos mucho a este libro, puede que acabemos saturados, o almenos, así lo sentía yo
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