Una Navidad diferente

No tenía nada claro a lo que me iba a enfrentar con este libro pero desde luego ha sido una sorpresa teniendo en cuenta el estilo de literatura que cupiera esperar de John Grisham. Se trata de una novela corta en clave de comedia y de temática navideña. Es un libro que se puede leer perfectamente en un rato y que seguro nos sacará una carcajada al imaginar las estrambóticas situaciones a las que se tienen que enfrentar los protagonistas por no cejar en su empeño, casi en lo que podría ser el guión para cualquier comedia navideña de las que acostumbran a emitir en esta época del año.

El matrimonio formado por Luther y Nora Krank decide, aprovechando que su hija Blair no podrá regresar a su casa en fechas navideñas, saltarse este año la Navidad. Completamente seguros de las ventajas de esa decisión, toman la determinación de irse de Crucero durante los días más señalados. Sin embargo, ello incluye dar la espalda a todos esos gestos típicos de las fechas que han realizado anteriormente: las fiestas con sus vecinos y allegados, la compra del árbol y dulces a diferentes organizaciones, la decoración externa de la casa acorde con el barrio... de repente el matrimonio se da cuenta de que la Navidad, al parecer, no es una cuestión de decisión individual sino que afecta a mucha gente completamente dispuesta a conseguir que cambien de opinión.

El relato está lleno de escenas delirantes que nos hacen pasar un buen rato sin mayor trasfondo. La novela está dividida en dos partes en el momento en que el argumento da un giro inesperado y cambia completamente la dinámica de la pareja protagonista. Aunque sin mayores ínfulas, cumple bien el cometido de sacarnos una sonrisa y hasta de hacernos sentir frustrados ante lo absurdo de algunas de las situaciones descritas en la novela. Nos llegamos a plantear así si de verdad es imposible abstraerse de todo lo que envuelve tradicionalmente a estas fechas y si no serán, en realidad, las Navidades, un asunto más colectivo que personal. Sin embargo, todo ello se mostrará también en su lado más positivo con muestras de solidaridad y comprensión que acabarán por dejarnos un buen sabor de boca final, casi al estilo de la tradicional película de las Navidades por antonomasia “Qué bello es vivir”. Pero ¿acaso sobran muestras, aunque sea en la ficción, del buen espíritu que puede subyacer en cada uno de nosotros a pesar de las circunstancias personales?