A pesar de todo: la vida Rondó para Beverly es una elegía escrita a cuatro manos: las del esposo y las del hijo, quienes han decidido escribirla ante la muerte de la esposa y madre. El esposo es el reconocido escritor John Berger (Premio Booker, en 1972, por su novela G) y el hijo es Yves Berger. Ambos, de diferentes maneras, extrañan a Beverly. La elegía está acompañada de seis dibujos hechos por el padre y cinco hechos por el hijo, así como por algunas fotografías. Ambos lloran en silencio El hijo sigue encontrándose con la sonrisa de su madre y el esposo la presiente en los lugares que frecuentaban. El esposo también la recuerda cuando escucha el “Rondó número 2 para piano” (op. 51), de Beethoven. Ella nunca malgastó las palabras cuando podía utilizar sonrisas, así la recuerda el esposo. Ella solía revisar y mecanografiar los manuscritos del esposo, así que él ha venido acostumbrándose a escribir sabiendo que ella no los revisará; sin embargo, de alguna manera, espera que ella le siga aconsejando. Ambos visitan una tumba porque no saben dónde encontrar a Beverly Rondó para Beverly es una manera de atenuar el dolor de la ausencia y una forma de homenajear la memoria y el recuerdo de un ser querido y amado. Sencilla y tierna, bien podría ser una carta de despedida o un saludo de bienvenida, incluso podría ser un “¡cuánto te extrañamos!”. Sin dudas, esta es una obra intimista que media entre el recuerdo y la confesión. Una obra que debió ser difícil de escribir, pues: ¿cómo traducir en palabras la ausencia física de la esposa y madre?, ¿cómo se puede afrontar la vida después de la muerte de un ser amado? (quizás por eso la obra recurra a los dibujos, a las fotografías y a la música de Beethoven). A lo mejor la muerte de un ser amado signifique que la vida sigue igual todos los días, aunque uno ya no sea el mismo. La vida sigue idéntica, pero distinta… Enlace: https://guardopalabras.blogs.. + Leer más |