La forma en la que Joe Hill está concluyendo esta saga me está resultando increíblemente buena, con un desborde de imaginación enorme y demostrando que, en su cabeza, tenía absolutamente todo previsto para que en este momento las piezas encajen como deben encajar. Este "mecanismos de relojería" se toma su tiempo, muy necesario, en realizar dos capítulos flashback para narrar hechos pasados, algo que era absolutamente necesario. Por un lado, la génesis de las llaves, varios siglos atrás, y por otro la desgracia ocurrida entre los amigos guardianes de las llaves, capitaneados por Rendell Locke, padre del trío protagonista. Los autores no escatiman en pólvora en sangre, ni en situaciones desagradables, pero todo en su justa medida, alternando con un guion sólido, complejo y lleno de matices en los diálogos. Gabriel Hernández va cogiéndole el punto a todos los personajes, algo que cuestioné y me chirría en los primeros tomos, y ha convertido un dibujo a priori básico y solo eficaz en un elemento muy importante de la historia. Se quedan todas las espadas en alto, a la espera de una conclusión. |