Joe Hill nunca defrauda. Son relatos de diferente índole. Cómo ocurre en estos casos, unos gustan más que otros, pero deja muy buen sabor de boca en todos ellos. Cuando lo acabas, te quedas con ganas de poder leer más. Se hace corto y muy ameno. Te deja con los pelos de punta, y en algún momento una sensación de angustia que dura aunque lo hayas acabado. Es muy difícil conseguirlo y Jose Hill siempre lo logra |