Cuando le conocí ya había estado a punto de morir una docena de veces, una por cada año de vida, así que el más allá siempre estaba en sus pensamientos; y también la posible inexistencia del mismo.
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Cuando le conocí ya había estado a punto de morir una docena de veces, una por cada año de vida, así que el más allá siempre estaba en sus pensamientos; y también la posible inexistencia del mismo.
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- ¿Qué pasó? ¿Se quedó sin aire?. - Se quedó sin cielo - contesté. |
Le había resultado difícil llegar a esta conclusión, porque Francis siempre se había sentido contaminado, un bicho raro que los demás no querían ver.
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«Mi padre sí que es un pringado, y los chicos del instituto, unos capullos; pero Art era diferente, todo corazón. Y lo único que quería era gustar a los demás»
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Hay cosas a las que no puedes renunciar, independientemente de lo que le debas a alguien.
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No creo que la gente sienta la mitad de las cosas que dice sentir.
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La gente a la que quieres debería poder siempre guardarse para sí lo peor de sí misma.
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Éramos pequeños. Yo hacía de Rayo Rojo y me subí al álamo muerto de la esquina de nuestro jardín para escapar de mi hermano, que no hacía de nadie, sólo de sí mismo. Había invitado a unos amigos y habría deseado que yo no existiera, pero yo no podía evitarlo: existía. |
El mejor momento para verla es cuando el lugar está casi lleno. Está esa historia tan conocida del hombre que va a la sesión de madrugada de un cine y se encuentra la sala casi desierta. A mitad de la película mira a su alrededor y la ve sentada a su lado en una butaca que sólo unos instantes antes estaba vacía.
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Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.