Marcial Lisón lo ha pasado muy mal. En “Muertes de sobremesa” se enfrentó a un caso dificilísimo, lo mismo que en “Inspector solo”. Ambos casos le dejaron muy tocado, como policía y como persona, pues muchas de las cosas que descubrió estaban, en mayor o menor medida, relacionadas con él o con gente que había tenido importancia en su vida. Tan tocado le dejaron que Marcial ya no es policía. Pero no fue él el único afectado. Zoe ya no es la policía inocente e incluso un poco ingenua que llegó hace poco a comisaría. Está herida y ahora tiene un objetivo en mente; un objetivo por el que hará cualquier cosa, incluso aunque se salga de la ley. Tampoco la relación de Zoe y Marcial es como fue al principio. Sin embargo, tienen un objetivo común: encontrar al Cazador. Un policía que ya no lo es y que, por tanto, no está constreñido por las rígidas normas de la actuación policial. Una policía que sigue siéndolo pero a quien ya todo le da igual, incluso las normas. Dos personas profundamente heridas y un escurridizo delincuente por atrapar Antes de comentaros mis impresiones sobre el libro, dejadme daos un consejo: no leáis este libro sin haber leído los anteriores. Quizás el segundo se podría entender sin el primero (aunque no recomiendo tampoco empezar por él) pero el tercero sin los anteriores no se puede entender bien y, por tanto, no se puede disfrutar verdaderamente. de hecho, a mí me ha costado un poco entender “No es tiempo de peros”. Hacia ya más de un año que había leído “Inspector Solo” y, claro, no recordaba bien algunas de las cosas que habían pasado en él. Y, como este tercero, es continuación absoluta del segundo, me ha costado hacerme con la historia. Si eso me ha pasado habiendo leído los libros anteriores, sin haberlo hecho creo que no me habría enterado de nada y hubiera dejado el libro en la página cincuenta. Hay series en las que, si bien puede ser recomendable leer las diferentes entregas en orden, no hay obstáculo real para no hacerlo así por ser historias más o menos independientes. Pero éste no es el caso: ésta es una trilogía pura y dura, una misma historia dividida en tres partes. La tercera es continuación absoluta de la segunda pues en ella se investigan los flecos que quedaron por resolver. Así que, lo dicho, leedlas en orden. Entrando ya de lleno en esta entrega, como digo, al principio me costó entrar en ella. No me acordaba bien de algunos detalles y me pareció un poco confusa, incluso lenta. David Jiménez escribe muy bien y sus novelas no son las más fáciles del mundo de leer. Ésta, en mi opinión, es la más difícil de las tres y leerla requiere un cierto esfuerzo. Sobre todo al principio. Es cierto que, según avanzas, les vas cogiendo el tranquillo. Y, en cómputo final, lo cierto es que me ha gustado mucho y que el esfuerzo ha merecido la pena. En estas tres novelas, la parte personal tiene muchísima importancia. Destacan tres personajes: Marcial, Zoe y Sola. Marcial y Zoe han evolucionado muchísimo y no sé si a mejor. Marcial ha descubierto muchas cosas que le han afectado profundamente, es una persona rota. No es que antes fuese la alegría de la huerta ni una persona fácil pero ahora ha empeorado mucho. Por el contrario, Zoe era una persona normal y corriente, abierta e inocente. Y ahora no lo es. Es la que más ha evolucionado y no lo ha hecho a mejor precisamente. Realmente entiendo las causas por las que está ahora así pero algunas de las cosas que hace no las acabo de comprender, me da pena que se haya convertido en eso. Y luego está Sola, como ya he dicho en anteriores entregas, mi personaje preferido. Eso sí, un personaje muy “maltratado” por el autor (David, que sepas que hay cosas que no te perdonaré nunca jejeje) Precisamente por ser tan importante la parte personal, es necesario leer antes la primera y segunda novela porque, si no, no vais a entender a estos dos personajes que, en la tercera, se muestran de una forma tan descarnada No sólo Marcial y Zoe han evolucionado como personajes, también lo ha hecho David como autor. Ya la primera novela estaba bien pero es que en ésta se sale. Se nota que cada vez se siente más seguro entre letras y que se atreve con cosas más difíciles. Por eso quizás, le ha salido una novela un tanto “difícil” que requiere una lectura atenta. No es la típica novela de misterio de usar y tirar, es una novela mejor: mejor armada, más trabajada, con personajes más potentes. Pero también más difícil de leer: requiere un cierto esfuerzo del lector para sacarle todo el jugo. Pero, como he dicho antes, el esfuerzo merece la pena. Como las anteriores novelas, la historia transcurre en Cartagena. En esta ocasión, los escenarios tienen más protagonismos que en los anteriores y, junto a Zoe y Marcial, nos pasearemos por algunos de sus barrios (cierto que los menos recomendables). Será como siempre un narrador omnisciente quien nos irá contando los entresijos de la historia. En la novela hay algo más de narración que de diálogo y el ritmo es medio. Conclusión final Con “No es tiempo de peros” se cierra una muy buena trilogía. Una serie de novelas policíacas protagonizadas por el inspector Solo, Marcial Lisón, en la que nos trasladamos a Cartagena para resolver antiguos y nuevos crímenes pero también para desvelar secretos largamente guardados. Esta tercera novela pone fin a los frentes abiertos en la segunda, dando una convincente respuesta a todos ellos. Es cierto que también plantea algún otro –sobre todo al final final- pero parece que no va a haber más novelas, no más Marcial, no más Zoe. |