Los dos amores de mi vida

La vida de Emma se rompe por completo cuando Jesse, su marido, el hombre a quien conoció en el instituto y de quien se enamoró por completo desaparece. Se queda devastada y no sabe cómo va a seguir adelante. Decide cambiar de vida, trasladarse a su pueblo natal, volver a vivir con sus padres y hacerse cargo de Blair Books, la librería de sus padres a quienes les gustaría jubilarse pronto y que confían en ella para conservar su legado. Ambos hechos resultan trascendentales para ella porque siempre quiso salir del pueblo y odiaba la librería de sus padres, al contrario que su hermana, que siempre mostró interés por los libros y la lectura.

Durante un tiempo su vida consiste no en vivir, sino en sobrevivir. En levantarse y aguantar el día hasta que llega la hora de irse a la cama. Está sumida en una depresión y es incapaz de sentir nada más que tristeza. La situación da un giro cuando en una tienda de música se encuentra con Sam. Fueron compañeros de instituto y de trabajo, ya que Sam también trabajo en Blair Books. Además, Sam estaba enamorado de ella. Retomar la amistad con él le devuelve la alegría y las ganas de vivir. Emma se asusta al descubrir con el paso de los meses de que empieza a sentir algo más por Sam. No quiere olvidar a Jesse de esa manera y menos sentir que Sam es su remplazo. al final se arma de valor y decide que tiene el deber y el derecho de seguir adelante con su vida, de volver a ser feliz.

Una vez que está comprometida con Sam recibe una llamada de un número desconocido en su teléfono. Cuál es su sorpresa cuando al otro lado del aparato escucha la voz de Jesse que, a pesar de los tres años transcurridos desde su desaparición, no ha fallecido. Su marido vuelve más demacrado, más curtido y muy vulnerable psicológicamente, pero igual de enamorado de su mujer y dispuesto a recuperarla. Ante esta situación ella tiene que elegir con quien quedarse, algo que no es nada fácil porque está enamorada de los dos.

Es el primer libro que leo de Taylor Jenkins Reid y no será el último. Este libro es un mar de emociones y me ha hecho sufrir, no solo porque la situación a la que se enfrenta la protagonista es muy dura y dolorosa, sino por cómo describe y ambienta la autora. Es imposible no empatizar con Emma. La novela está narrada con una pluma ágil, la trama es adictiva y hay varios giros que ayudan a que el interés por la misma no decaiga.

En cuanto a los personajes, cabe mencionar que están bien creados. Emma es una mujer con una valentía y un aplomo tremendo. Aunque al principio se sume en la tristeza, termina resurgiendo de sus cenizas con más fuerza que nunca para seguirle plantando cara al universo. Aprende a apreciar más las pequeñas cosas, como la librería familiar que siempre aborreció, y lo transforma en su modo de vida mientras en el camino vuelve a encontrar el amor. Sam es un hombre muy tierno, que la entiende y la apoya incondicionalmente, fiel y leal. Ama la música desde pequeño y termina cumpliendo su sueño de ser profesor de música. Jesse, en mi opinión, es el personaje más voluble de todos. Siempre ha sido un poco rebelde y nunca ha tolerado que nadie dirija su vida. A su vuelta intenta aparentar que es un hombre fuerte (sin duda lo es porque ha logrado superar grandes adversidades), pero parte de esa fortaleza ha dado paso a la inseguridad y a la vulnerabilidad. Es un hombre muy dañado psicológicamente debido a todo lo que ha vivido en esos tres años, pero él lo intenta ocultar y pretende hacer ver a los demás que sigue siendo la misma persona que cuando se fue porque es incapaz de asimilar lo vivido. Es el que más conflicto me ha generado porque a veces no me gustaba el comportamiento que tenía con Emma, sentía que, en ocasiones, le sometía un poco a él y ella tenía que actuar de un modo que ella no deseaba.

En conclusión, una novela con una trama muy atrapante, con una descripción sublime de los sentimientos y emociones y con unos personajes muy bien perfilados. Me ha gustado.