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Magnífico libro infantil. En sólo tres días ya llevamos media docena de lecturas. En voz alta y en voz baja, como Agustín de Hipona. El increíble niño comelibros es universal en su singularidad. Es una genealogía del lector. Las ilustraciones son tan increíbles como el niño comelibros. La parte preferida de mis hijos es cuando vomita letras y palabras por indigestión bibliófaga. A la contratapa le falta un bocado. No paran de reírse. Hermosa historia, virtuosas ilustraciones, edición sumamente cuidada.
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