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Cuando salió la serie que inspiró el presente libro, admito que no pude evitar sucumbir al ruido que produjo y me sumé a los que se devoraron los capítulos con avidez, intriga y algo de morbo. No obstante, si yo entonces hubiera sabido que dicha producción audiovisual se basaba en una novela, creo que no la habría visto, sino que hubiese recurrido directamente a esta última, como al fin lo acabo de hacer. Dudo que haya alguien que no sepa el argumento de esta historia, considerando la controversia que causó en su momento pero, por si acaso, les cuento que la trama gira en torno al suicidio de una adolescente, quien, antes de morir, realiza unas grabaciones en donde explica las razones por las cuales ha decidido quitarse la vida. Lo más fuerte aquí es que los mentados audios no se parecen en nada a las cartas que dejan los suicidas disculpándose por su determinación, sino que, muy por el contrario, con ellos pretende mortificar a los que considera culpables de su decisión. La estructura del libro me ha parecido original y muy amena; y es que en él se van alternando dos voces: la de Hannah, la chica que se suicida, y la de Clay, uno de los que recibe las cintas y con quien vamos a recorrer los lugares en donde habrían ocurrido las tragedias que marcaran la vida de Hannah. Interesante y absorbente, así es esta historia; pero, también, muy desgarradora, puesto que, por muy banales que te lleguen a parecer los motivos por los que la protagonista termina matándose, es imposible no sentir impotencia y tristeza por su soledad y por cómo va perdiendo poco a poco la fe en los demás y la esperanza en que las circunstancias pudiesen mejorar. Ahora bien, en lo que se refiere a mi juicio moral, yo no me sitúo del lado de los que condenan a los que aparecen en las grabaciones de Hannah, ni tampoco del que arremeten contra ella. Para mí, ambas partes son responsables de lo ocurrido: los jóvenes por desenvolverse inconscientemente y por no pararse a pensar en las consecuencias de sus acciones, y Hannah por aislarse y dejarse sumergir en aquel pozo sin salida en el que termina hundiéndose. |
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