Saga de los volsungos

Si tuviera que hablar muy seriamente de Volsungos necesitaría dos cosas: ser especialista en Literatura Medieval y haber leído todos los textos que se cruzan con este. Puedo manejar la comparación con Cantar de los Nibelungos pero no podría ir más allá de él. Sin embargo, trataré de aislarlo todo lo posible como para dar una opinión.

Volsungos es una saga islandesa que data del siglo XIII y cuenta las aventuras de un linaje (que puede haber sido real o no, pero los elementos fantásticos siempre definen) que está marcado desde el principio por hechos extraordinarios. El héroe que empieza la familia, Völsungr, nace después de 6 años de gestación. Y este hombre que se diferencia de todos tendrá hijos, que también vivirán situaciones increíbles y que después tendrán más hijos porque, básicamente, las guerras amenazan siempre con extinguir el linaje. El foco estará puesto en Sigurdr (correspondiente al posterior Sigfrido de Nibelungos ).

Es una gran historia de una familia que se jacta por su valor y su astucia y necesita vengar a los integrantes caídos. Este libro me sorprendió por su extrema violencia y la naturalidad con la que se comenta. al ser una saga, no hay ni grandes descripciones ni profundidad que colaboren en una mejor comprensión de las acciones que llevan a cabo los personajes. Todo tiene una base cultural e histórica que se hace difícil asimilar en este siglo y que, por suerte, la edición que leí (de Gredos) ilumina certeramente. Ni hablar del idioma, que está involucrado hasta en los nombres y los destinos de los héroes. Me resultó llamativo que fuera menos misógino que Nibelungos y que las mujeres tuvieran un papel importantísimo sin que se las trate como locas endemoniadas.

Disfruté mucho de su aura de leyenda que se combina con mitología nórdica. Los personajes no serán los más simpáticos del mundo, pero Sigurdr, Brynhildr y Gudrún tienen momentos brillantes. Los capítulos son cortos y, a pesar de que contienen demasiada acción e información, se leen rápido porque atrapan. Una vez que me acostumbré al ritmo vertiginoso, la relectura se me volvió amena. Como es esperable, este texto no se escapa de las incoherencias y de los cambios bruscos de este tipo de composiciones. Son errores comprensibles pero queda un gusto amargo, porque una es consciente de que se podrían haber arreglado dando una vuelta de tuerca.

Así y todo, me encantó y me dejó con ganas de seguir encontrando textos como estos, que transportan a otras épocas, encumbran héroes que realizaban hazañas casi imposibles y se dirigían hacia finales trágicos e ineludibles.