Otra vuelta de tuerca

En general fue una buena lectura, no lo que esperaba, pero no fue mala y el final realmente me decepcionó por completo, pero el truco de esta historia no es lo que nos dice, es lo que no nos dice esta dicho. Publicado en 1898, el libro demuestra la capacidad del escritor para elaborar una trama psicológica utilizando recursos emocionale y elementos sobrenaturales. En esta novela, son las mujeres las que llevan la trama y nos conducen a una historia en la que nos preguntamos cuánta realidad hay en lo que nos cuentan. Cuenta la historia de una institutriz que es contratada por una familia adinerada para cuidar de dos niños, Miles y Flora, recientemente huérfanos. Los niños son muy educados y agradables con los sirvientes, estaban al cuidado de su tío, quien los deja por completo cuando llega la joven institutriz.
Poco después de que la imstitutriz llega a la casa de campo para cuidar a los niños, comienza a ver algunas cosas extrañas, después de hablar con el ama de llaves, la Sra. Gross, se entera de la existencia de la antigua institutriz, la Srta. Jessell y el Sr. Prince. Quint era el ayuda de cámara del tío del niño, y murieron en el caos sin una explicación obvia. Una vez que se conoce la existencia de los sirvientes anteriores y su estrecha relación con los niños, sucederán una serie de cosas extrañas en la casa, debido a que los habitantes de la casa a veces carecen de lógica en sus reacciones, los niños actúan como si estuvieran poseídos. de manera similar, la Sra. Gross se convierte en una aliada incondicional de la imstitutriz y es como que no existen otros sirvientes.
Mientras leemos, vemos que la institutriz tiene un carácter inestable y una gran imaginación, que tiene que afrontar una gran responsabilidad que es cuidar a dos niños sin ayuda, y por otro lado tenemos a la señora Grose, una mujer analfabeta que promueve la imaginación de esta hablando de los antiguos sirvientes, así como la influencia malsana que inculcaron en los niños. Todo esto contribuye a que la institutriz despegue teoría tras teoría como si fuera clarividente y apoyada por la Sra. Grose, que ve ciertas actitudes y el comportamiento de los niños, peligro y maldad, que uno lo ve ahora como una chiquillada o como una manera de llamar la atención. Asimismo, cabe señalar que el ambiente de la casa, la intriga de las muertes y el comportamiento de los niños contribuyen a crear un ambiente sofocante que tiene como objetivo mantener al lector en vilo, y constantemente nos arrojan la clave de que hay algo al respecto por descubrir allí, aunque al final no se descubre mucho, lo que es decepcionante y lo peor es que tenemos más preguntas que respuestas. A pesar de todo esto, no puedo descartar que el autor pueda arreglárselas con una narrativa que contiene tan pocas explicaciones y acciones, tan limitadas que tardan en perpetuar la intriga, y esto no se logra con lo que está sucediendo en el presente. El silencio del resto de vecinos de la casa ayuda a sumarse a las intrigas e incertidumbre de lo que se desarrolla y lo que testifica la institutriz. Una de las cosas que hay que destacar en esta historia es la ambigüedad ya que realmente hay muchas cosas que no nos aclaran, el final es demasiado abierto y eso no aporta absolutamente nada a lo que nos cuentan y al hecho de todo. Se cuenta desde el punto de vista de la institutriz, ella es testigo de todo, lo que nos hace dudar de la veracidad de lo que se dice. Es esta ambigüedad la que hace que esta historia sea interesante y al mismo tiempo hace que a uno le guste y nonle guste a partes iguales, porque aún queda mucho por explicar al lector.