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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
04 July 2022
Quería traeros alguna obra corta de Henry James, que desde que os hablé hace ya tres años de Lo que Maisie sabía no había vuelto a acercarme al autor (por aquí, me refiero... leerlo sí lo he leído durante este tiempo). Hay mucho donde elegir, porque aunque James es reconocido sobre todo por sus novelas largas, es en sus nouvelles y relatos donde condensa en breves pero rotundas pinceladas todos los temas que definen su obra. Así pues, y tras algún que otro contratiempo, hoy por fin vengo a hablaros de Daisy Miller (contratiempo en forma de castigo por ser superficial con las ediciones. Compré una muy bonita pero me encontré una traducción que era todo lo contrario y que tuve que abandonar... era eso o tirar el libro por la ventana. La edición que traigo hoy necesita veinte correcciones, pero al menos se puede leer sin querer arrancarte los ojos y los personajes se hablan de una manera normal y adecuada para la época... que tampoco es que pida mucho, lo prometo).

La historia comienza en Vevey, un pequeño pueblo suizo situado a orillas del lago Lemán donde acuden de manera regular muchos turistas tanto europeos como norteamericanos. Allí pasa unos días el señor Winterbourne, norteamericano de nacimiento que hace muchos años que vive en Suiza, cuando conoce a Daisy Miller, jovencita norteamericana que está viajando por Europa junto a su madre y su hermano. Winterbourne se siente tan fascinado como desconcertado desde el primer momento ante la actitud de la señorita Miller, que lo trata desde el instante en que se conocen, sin tan siquiera saber su nombre, con una confianza muy mal vista por pagos europeos. Esta total ausencia de decoro y respeto por la rectitud moral recibe críticas de todo el mundo, y aunque Winterbourne la asocia al principio a la coquetería ingenua y típica de las muchachas norteamericanas, nunca termina de tenerlas todas consigo... ¿es realmente tan ingenua como él cree o solo una fresca a la que no conviene acercarse demasiado? Porque él está perdidamente enamorado, pero Daisy no se ajusta a lo que cabe esperar de una joven soltera que debe cuidar de su reputación.

Daisy Miller apareció por primera vez en The Cornhill Magazine, una revista literaria mensual que comenzó a publicarse en 1860 y que finalmente cerró sus puertas en 1975 (como curiosidad, nació para hacerle la competencia a All The Year Round, la revista de similares características que publicaba Charles Dickens, y para tal efecto ficharon como editor nada menos que a William Makepeace Thackeray, autor de la feria de las vanidades... y consiguió dicho éxito publicando novelas por entregas de autores como Elizabeth Gaskell, Wilkie Collins, Anthony Trollope, Thomas Hardy, el propio Henry James, etc...). El caso es que Daisy Miller vio la luz en esta revista en 1878, fue publicado como libro el año siguiente y, a día de hoy, sigue siendo una de sus obras más conocidas y aclamadas.

¿Qué ofrece Daisy Miller? Pues algunos de los temas que pulularon por toda la obra de su autor pero en una ración condensada en poco más de cien páginas... como esos frasquitos de perfume de muestra para llevar en el bolso: contienen el mismo producto que el frasco grande pero en un tamaño mucho más manejable. Y con esto os estoy diciendo que si leer a Henry James en sus novelas largas se os hace cuesta arriba, no dejéis de probar a leerlo en su narrativa corta, que hay mucho donde elegir, casi siempre se movía por cauces muy parecidos a sus obras más reconocidas y merecen muchísmo la pena. Y ya puestos a recomendar, como sé que la prosa densa de este autor no siempre entusiasma, os aconsejo su obra más temprana, donde ya era un maestro escribiendo pero su estilo era mucho más accesible. Daisy Miller pertenece a este último grupo; apenas ("apenas") había publicado tres libros antes de esta nouvelle y justo después publicó Washington Square (maravillosa, si me preguntáis a mí).

Bueno, al lío, que me disperso. ¿Cuáles son esos dos temas que imperan en Daisy Miller? Uno de ellos, invariablemente, es el de enfrentar las costumbres y sociedad europeas con las americanas. Winterbourne es norteamericano pero lleva muchos años viviendo en Europa, y su moral, su sentido del decoro y su idea de las buenas maneras en sociedad son las europeas: una jovencita no habla con otra persona si no ha sido presentada antes, no debe andar sola por ahí con hombres y por tanto tiene que ir siempre acompañada por alguien que otorgue respetabilidad a situaciones que pueden comprometer su reputación, debe ser prudente y no decir lo primero que se le pasa por la cabeza, no deben verla acompañada siempre por el mismo hombre y mucho menos pasearse de noche con él... No os sorprenderá si os digo que todo esto y mucho más es lo que hace Daisy Miller desde el primer momento en que aparece en la novela. Winterbourne descarga todas sus dudas en el hecho de que ella sea americana y en que allí las etiquetas sociales son menos estrictas, pero lo cierto es que durante todo el libro vemos que Daisy es criticada por igual tanto por europeos como por norteamericanos que, en principio, si de verdad el problema fuese "la nacionalidad", la comprenderían o se identificarían con ella en lugar de atacarla. Así que sí, este tema está patente durante toda la historia, pero parece que los tiros van más en la otra dirección, ese segundo tema que os decía que introduce el autor.

"¿Qué es lo que ha hecho?

Todo lo que aquí no se hace. Coquetear con el primero que encuentra, sentarse en los rincones con misteriosos italianos, bailar toda la noche con la misma pareja, recibir visitas a las once de la noche. Cuando llegan los visitantes su madre se retira."

Básicamente, damas y caballeros, lo que intenta dilucidar esta historia es la respetabilidad de Daisy Miller, su decoro, su decencia, su virtud y si es o no una desvergonzada, y Winterbourne navega todo el libro entre sus propias sensaciones (que tienden a otorgarle inocencia en todas sus acciones o como mucho a achacarlas a su falta de cultura y de buena educación) y las sensaciones de todos los demás (que tienden a condenarla como una perdida y una fresca). Daisy se sabe objeto de todas estas atenciones y discusiones, sabe que es la comidilla de la buena sociedad y que hasta los sirvientes se ríen desvergonzadamente cada vez que un hombre acude a visitarla, y se pasa todo por el arco del triunfo (Henry James se estará revolviendo en su tumba ante tamaña ordinariez). Actúa como cree conveniente, se comporta como estima oportuno y no recula ni un milímetro cuando un hombre intenta decirle lo que tiene que hacer y como debe comportarse. No puedo ir más allá, es una historia muy corta, pero la novela pone sobre la mesa más escenarios y temáticas de los que pueda parecer a primera vista.

Nunca he permitido a caballero alguno decirme lo que tengo que hacer, o interferir en algo que yo haga.

A título personal, la lectura de este libro ha tenido un aliciente extra: su ambientación, o su doble ambientación, en realidad. En la primera parte de la historia, y gracias a su ubicación en una localidad del Cantón de Vaud, los personajes visitan el castillo de Chillon, una maravilla de origen medieval a orillas del lago Lemán que tuve la oportunidad de visitar yo también hace unos años y que siempre recordaré porque estaba cayendo el diluvio universal y mientras todo el mundo se resguardaba donde podía yo fui casi nadando con tal de no quedarme sin verlo. Inspiración para multitud de escritores (Flaubert, lord Byron, Dumas...) merece que os acerquéis a él si pasáis por aquellos lares, y si accedéis desde el largo paseo costero que va desde Montreux hasta allí, os encontraréis también un monumento a Freddie Mercury (pasó en aquella zona parte de su vida). En fin, que me han hecho ilusión las escenas ambientadas en este castillo, nunca había leído nada situado en Chillon. La segunda parte de la historia está ambientada en Roma, de la que por razones obvias no hace falta que comente nada salvo que la adoro y que espero volver a pisar algún día (sería la tercera vez). Fin del kitkat turístico que no interesa a nadie pero que yo os endoso, que para eso es mi casa :)

En fin, ¿por qué recomiendo leer Daisy Miller? Os diría que porque es Henry James y eso ya es suficiente motivo, pero como soy consciente de la aversión que produce en ciertos lectores (que no comparto, huelga decirlo), tengo que ir más allá. Así que al hecho de ser un Henry James añadiría que también es un buen ejemplo de su narrativa corta en su primera etapa como escritor, y eso implica que tiene mucho de lo bueno que le hizo famoso pero sin el estilo un tanto barroco que muchos deploran. Es decir, que acomete temas interesantes como las diferencias entre la clase burguesa americana y la europea, el rol de la mujer en el último cuarto del siglo XIX, la rebeldía de la mujer joven y moderna ante las normas y restricciones sociales imperantes en la época (las New Women no tardarían en hacer su aparición en escena), las consecuencias y castigos impuestos por una sociedad que no estaba todavía preparada para esa reclamación de independencia y libertad, la carencia de inteligencia emocional a la hora de juzgar el carácter y comportamiento de otras personas, la ausencia de valentía a la hora de hacer primar las opiniones propias ante las ajenas por miedo a sufrir el rechazo de la buena sociedad... muchos caminos que transitar en pocas páginas y todos espléndidamente introducidos y pincelados por el autor de una manera tan sutil y sencilla como redonda, aguda e inteligente. A Daisy Miller no le sobra ni le falta nada, y si a día de hoy sigue siendo una de las obras más reconocidas y aclamadas de James, por encima incluso de algunas mucho más famosas, por algo será.
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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