Canción de invierno

Liesl es la hija mayor de una familia humilde que, durante toda su vida, ha escuchado historias sobre el misterioso Rey de los Duendes, un ser que siempre ha estado presente en su vida y le ha servido de inspiración en la composición de música, un sueño que comparte con su hermano Josef, el único varón y, además, el músico de familia, aquel del que están orgullosos sus padres. A Liesl, por ser mujer, no le prestan demasiada atención en su talento por la música, y su vida se centra en cuidar de la familia y de la casa, al tiempo que ayuda a su querido hermano en el camino hacia la fama y hacerse hueco en el mundo de la música.
Un día, Liesl, dando una vuelta por el mercado, empieza a percibir cosas raras y recuerda las palabras de su abuela en cuanto al Mundo Subterráneo. Son las fechas exactas en las que el Rey de los Duendes abandona su escondite y deambula por el mundo real en busca de esposa. Liesl hace mucho que dejó de creer en fantasías y leyendas, pero cuando su hermana Käthe desaparece y todo apunta a que el Rey de los Duendes, también conocido como el Señor de las Fechorías o der Erlköning, se la ha llevado a su reino, Liesl no se lo piensa dos veces y sale a su rescate sin saber que recuperar a su hermana de sus garras le costará un gran sacrificio. ¿Estará dispuesta a ello?

Lo cierto es que tengo sentimientos encontrados con esta novela. Por un lado rebosa magia y poesía de la mano de un escenario siniestro y único como es el Mundo Subterráneo y sus habitantes. Pero, por otro lado, la trama ha sido algo lenta y repetitiva para mi gusto, restándole emoción a esa originalidad y ambientación tan cuidada y especial. La autora te atrapa con su pluma desde la primera página, transportando al lector a una época de toques medievales y escenarios de fantasía que se solapan y complementan a la perfección, a una época que gira en torno a la composición y a la música clásica, y es algo que me ha maravillado. Tiene un toque muy poético y cuidado.
Sin embargo, llega un momento en el que la trama se estanca y se vuelve repetitivo el tira y afloja entre los personajes principales. Hacia el final la historia vuelve a tomar forma y a reenganchar al lector con todo el misticismo que tiene el Mundo Subterráneo y sus leyendas y costumbres. Es un reino que causa a la par asombro y pavor, ya que los duendes no son precisamente criaturas cordiales y adorables, y dejan con ganas de descubrir más de ellos, de sus orígenes y leyendas.

En cuanto a los personajes... Liesl es la hija mayor de la familia y nuestra protagonista. le encanta componer música pero es muy tímida para dar a conocer al mundo sus composiciones. Sólo con Josef, su hermano pequeño, se atreve a dar rienda suelta a su talento y tocar música juntos. Su relación con Josef es preciosa, pues ambos comparten y disfrutan juntos de la misma pasión. Käthe, en cambio, es agua de otro costal; es la hija guapa y presumida que levanta pasiones entre los hombres y solo sueña con lujos y excentricidades. Con todo, es su hermana y la adora, por lo que no duda en adentrarse en el Bosquecillo de los Duendes cuando der Erlköning la rapta con el fin de convertirla en su próxima esposa.
Der Erlköning, el Rey de los Duendes, es un personaje enigmático y sorprendente. Posee una personalidad que embriaga y despierta mucho el interés del lector. Tal y como lo nombran las leyendas es un ser que a veces se muestra como un joven inocente y apuesto, y otras como un ser vil y despiadado, y de ahí sus diferentes nombres: Rey de los Duendes, der Erlköning, el Señor de las Fechorías, etc. Y Liesl tendrá la oportunidad, o mejor dicho la imposición obligada, de conocer las diferentes máscaras y facetas de ese ser inmortal. El Rey de los Duendes tiene un pasado y una personalidad que me han encantado conocer y que lo convierten en un personaje único y especial dentro de este mundo de fantasía creado por S. Jae-Jones, y sólo por él estoy deseando leer la segunda parte de esta bilogía.

La relación entre Liesl y der Erlköning es una montaña rusa de emociones y altibajos y, aunque en términos generales está muy bien desarrollado todo el laberinto de sentimientos y contradicciones en cuanto a la forma de expresar que muestran de lo que empiezan a sentir el uno por el otro, ha tenido un poco de bajón en cuanto a ritmo y se me ha hecho algo pesada la historia romántica en ciertas partes. En cambio, la conexión que muestran los dos en el apartado musical es una auténtica delicia y de ello sí que he disfrutado. Así que, una cosa compensa la otra.

La novela está dividida en cuatro partes y, como ya comentaba, la autora posee una pluma delicada y muy cuidada que, como der Erlköning, te hechiza como por arte de magia. La ambientación, si duda, es lo más remarcable de toda la novela, con un Mundo Subterráneo lleno de criaturas mitológicas y fantásticas de lo más peculiares y curiosas, enriqueciendo así aún más la originalidad de una trama y un romance que tiene la música y la composición por bandera.

En resumen, 'Canción de Invierno' es el comienzo de una bilogía diferente y única al llevar la pasión por la música a un nivel dentro de la fantasía y la magia que hipnotiza. La trama flaquea un poco hacia la mitad del libro pero no pierde ese toque de misterio y encanto alrededor de las peculiaridades del Mundo Subterráneo y de la figura del Rey de los Duendes, un personaje muy a tener en cuenta, y que para mí ha sido lo mejor de la historia, con un pasado marcado por sacrificios y leyendas que lo vuelven único y especial. La conexión musical entre los protagonistas es más emocionante e interesante que la romántica en sí, y es otro aspecto que también me ha gustado.

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Comencé la lectura de esta novela muy animada, y si os soy sincera las primeras cincuenta páginas las disfruté mucho. Poco a poco, vamos conociendo a la familia de Liesl, a sus hermanos, a sus padres, a su abuela... Aparentemente están muy unidos, sobre todo los tres hermanos, pero a medida que se desarrolla la historia nos damos cuenta de que todos tienen secretos que ocultar. Liesl es la hija de un posadero que, en su juventud y antes de caer en el alcoholismo, fue un famoso músico. El hermano pequeño, Josef, ha sido instruido en la música desde que era un niño, ya que su padre siempre ha creído que era un virtuoso. Liesl vive por la música, compone en secreto, pero sólo su hermano sabe que ella también posee un don. Son inseparables, se aman con locura, y ambos creen en la existencia del Rey de los duendes debido a los cuentos que les contaba su abuela Constanze. A pesar de que Liesl es más feliz que nunca porque Josef está a punto de tener una audición con el famoso maestro Antonius, en el fondo siente una tristeza muy profunda. de pronto, se topará con un extraño elegante y atractivo, y su vida cambiará para siempre.

Una de las cosas que no me han gustado es la actitud de Liesl. al principio, su pesimismo no me molestó porque, en cierto modo, me he sentido identificada con ella en algunas ocasiones como buena hija mediana que soy. Puede que Liesl no sea la hermana mediana, pero juega esa papel dentro de su familia. Käthe es guapísima, risueña y encima está a punto de casarse con el joven más guapo del pueblo. Su hermano es un niño prodigio y va a convertirse en un músico aclamado en todo el mundo. Sus padres centran toda su atención en ellos dos, mientras que Liesl es la que se queda callada, la que aplaude en la sombra con una sonrisa, la que nunca pide nada para sí misma y la que siempre pasa desapercibida por su físico. La entiendo, de verdad, pero llega un punto en el que se vuelve repetitiva, autodestructiva y victimista. Por no hablar de que siente la imperiosa necesidad de ser validada por un hombre. En el libro dice, literalmente, que lleva toda la vida esperando ser deseada por alguien. ¿Qué clase de aspiración es esa? ¿No sería más lógico desear ser una compositora aclamada? Por supuesto que no, por supuesto que no. Me he quedado con las ganas de saber más sobre Käthe, puesto que a mitad del libro pierde todo su protagonismo en la historia. Liesl consideraba a su hermana una muchacha frívola, con la vida resuelta, pero después de su encontronazo con el Rey de los duendes se dará cuenta de que muchas veces oculta cómo se siente detrás de una sonrisa.

El Rey de los duendes ha sido el personaje que más me ha gustado. Está lleno de luces y sombras, y eso lo dota de mayor complejidad. Es un ser poderoso, pero también frágil, y la verdad es que me interesa saber más de su pasado. Si bien él es el Señor de las fechorías, a la hora de relacionarse con Liesl es siempre muy respetuoso y nos enseña que lo que importa realmente es lo que hay dentro. Lo de fuera no es más que una cáscara. El romance no me ha parecido creíble, sobre todo por parte de Liesl. Se encapricha con él como lo haría una niña, y de ahí sus constantes contradicciones. En una línea dice que le odia, que no quiere tener nada que ver con él, y en la siguiente está ahogándose de deseo por él. Además, hay una escena muy extraña entre ellos dos que no he terminado de entender (tiene lugar un estrangulamiento y el diálogo no tiene ni pies ni cabeza). Sin embargo, he de admitir que en el tramo final de la novela la pareja me conmovió. Cuando Liesl se ve obligada a tomar esa última y dolorosa decisión, sentí lástima por ellos.

La ambientación me ha fascinado y creo que el estilo de Jones acompaña muy bien la historia. En el Mundo Subterráneo viven los duendes que, entre otras cosas, destacan por su lascivia y malicia. No son de fiar, y muchas veces Liesl los compara con depredadores que la acechan. Los colores son esenciales, al igual que los olores, los sabores y por supuesto los sonidos, pues todo parece estar magnificado allí abajo. Es un mundo con tradiciones, con leyes, con historia, y con criaturas que en ocasiones te ponen los pelos de punta. Hay escenas que rozan lo macabro, como a mí me gusta, y no puedo estar más contenta. Ahora bien, una vez Liesl empieza a entablar relación con el Rey de los duendes, la ambientación pasa a un segundo plano y la historia se centra en su historia de amor. El final no ha estado mal, aunque era predecible. Mentiría si dijese que no quiero saber qué pasa con el Rey de los duendes en el siguiente libro, pero en mi lista de pendientes hay muchos otros libros a los que daré prioridad.
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Este libro tenía muy buenas críticas por lo que lo cogí un poco escéptica y es que para gustos colores. Es una historia bastante original mezclando la vida moderna con cuentos de hadas, magia, personajes mitológicos y música; para una romántica empedernida como yo parecía la receta perfecta de una buena lectura… dicho así parece sensacional, pero no nos apresuremos.
La idea me parece buena pero al llevarla a la práctica ha fallado, porque las leyes del “mundo de las hadas” no aparecen lógicamente desarrolladas, muchas contradicciones en los personajes de manera que no parecen reales. Sólo está caracterizado el personaje protagónico (Liel), pero con un vaivén en los sentimientos que no me dejó conectar con ella, ese tira y afloja me cansa psicológicamente. El resto de los personajes no tienen carácter ninguno, todo el tiempo parece que estamos ante un monólogo de la protagonista. Los co-protagónicos y personajes secundarios son necesarios, apoyan la historia, sirven de contrafigura, contrastan las ideas, desarrollan el conflicto, aquí los eché de menos.
El libro está lleno de páginas de relleno, que no aportan nada a la trama, que repiten escenas, sentimientos, sin una evolución clara del conflicto y menos una solución… para colmo de males debes seguir con la otra parte para saber que pasa al final.
En todo momento se mencionan conflictos que no se abordan más, ni se resuelven, ¿qué pasó con el hermano?, qué pasó con la hermana?, ¿ qué pasó con el padre?, ¿qué pasó con el rey?, ¿qué pasó con la primavera?, ¿qué pasó con la música?... muchas incógnitas aún por descubrir.
A cada paso se hacía más pesado de leer porque cuando pasó la novedad de la historia ya me aburría, lo terminé por curiosidad y porque no abandono muy fácilmente, pero no disfruté el final.
A pesar de todo lo dicho, en todo momento me atraía la lectura, por lo desconocido, la intriga de por dónde se desarrollaría la trama, una sensación desazonadora que te impulsa a seguir leyendo, a sentir como la protagonista la atracción por el rey y el mundo subterráneo; tanto es así, que en cuanto pueda leeré “Canción de sombra”… ¿contradictorio?, espero encontrar las respuestas de todas las preguntas que me dejó la primera parte.

De pequeña, una siempre piensa que las hadas son criaturas etéreas y cantarinas, toda inocencia. ¡Pues no! Los relatos antiguos nos advierten de que sus palabras están tan envenenadas como los frutos que ofrecen a los incautos para arrastrarlos a su territorio y no permitirles la libertad nunca jamás.

De esa guisa tenebrosa se las gasta CANCIÓN DE INVIERNO, de S. Jae-Jones. Inspirada en la película protagonizada por el mítico David Bowie, Labyrinth, la autora crea una fábula de ensoñaciones, folklore pagano, hadas peligrosas y valentía femenina.

Una de mis debilidades es la música. Cualquier libro donde la música prime y la prosa sea capaz de evocar su imperecedera magia, me tiene totalmente subyugada. Esta novela funde la sensualidad rapaz de las hadas más terrenales, primitivas, grotescas y astutas con la pureza sagrada e inmortal de la composición musical.

En el seno de una familia con una cultura similar a la baviera, Liesl es la hermana responsable y madura que ha enterrado sus deseos sublimes de genialidad musical en aras de ensalzar la carrera de su hermano violinista. Por si esa frustración no fuera suficiente, la belleza y libertad de su hermana Käthe amargan su corazón con envidia. La aventura comienza cuando el Rey de los Duendes secuestra a su hermana, despertando recuerdos reprimidos en la joven compositora y alentando un pacto maquiavélico que podría costar el alma a todos los implicados.

En un principio establece las complicadas relaciones familiares y los deseos íntimos de una joven que siempre se ha sentido secundaria, inferior, prescindible. La figura del Rey de los Duendes es, en mi ojo imaginario, el elegante y andrógino David Bowie, tan bello y letal como un lobo invernal. La narración es preciosa cuando alude a la pasión de Liesl por la música para luego construir un cubil orgánico, mórbido y seductor donde las hadas campan dando rienda suelta a sus bajezas y a su ladina naturaleza desfavorable a la humanidad.

El mito de Perséfone y El fantasma de la Ópera prestan elementos cruciales a la batalla que Liesl entabla con el inhumano y seductor Rey de los Duendes. Se baten en un duelo de voluntades cuyo desenlace se mide en una victoria pírrica para ambos. Me ha fascinado la dualidad de sus deseos, a veces en disonancia con sus objetivos, que desembocan en una carrera a contrarreloj que no sabes quién quieres que gane. Uno de mis momentos favoritos es precisamente cuando afrontan el último desafío y justo el capítulo posterior, efímero y provisto de una belleza poética. Cuando el conflicto alcanza su clímax, uno nuevo le sucede, estallando en nuevos escenarios carnavalescos, bellos y terroríficos, donde el deseo carnal insatisfecho corre paralelo al don de la música, la desinhibición, el precio de la libertad y un futuro profetizado preñado de muerte y tragedia.

En este relato que se columpia entre lo obsceno y lo incorpóreo, se entreteje una pasión exacerbada que despierta todos los sentidos. Liesl ha renunciado a tanto que ahora sus anhelos se desatan como una tormenta irreprimible y apocalíptica. algunas escenas que comparte con su némesis arden de provocación.

Con tanta emoción desbordada, tanto reto psicológico, tanto duende malvado maquinando trampas, existe otro elemento que me ha maravillado y llamado especialmente. La historia de esta muchacha es un canto al individualismo, a la reclamación del propio ser por encima de límites y presas ajenos que se acumulan como losas pesadas que aplastan la creatividad única que todos llevamos dentro. Es un himno a rescatar la identidad que nos distingue, tanto en nuestra genialidad como en nuestra mediocridad. (Cita: "No existía nada más, tan sólo la música y yo, yo, yo).

Qué gozo de novela. Me recuerda al periodo del romanticismo con esa melancolía teñida de amor condenado a muerte, pero que aún así aboga por la autenticidad y la fidelidad máximas.

Este primer libro de la bilogía se salda con un desenlace cerrado y agridulce que vuelve a ensalzar la música, la pasión, la libertad y el amor incondicional. Estoy enamorada de este libro y sueño con poder leer la continuación
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Liesl lleva toda su vida escuchando cuentos sobre el rey de los Duendes, pero ahora que ya no es una niña, es horade dejar los cuentos a un lado y hacer frente a la realidad. No es hermosa como su hermana, así que nunca tendrá un buen matrimonio, y aunque es una música excepcional, todos los halagos son siempre al talento de su hermano. Con más bien pocas opciones, Liesl se enfrenta a una vida anodina ayudando en la posada de sus padres, lo ha aceptado.

Pero todo cambia cuando un día, su hermana Käthe es secuestrada por el Rey de los Duendes. En ese momento Liesl tendrá que aceptar que los cuentos de su abuela eran mucho más que leyendas y tendrá que enfrentarse al laberinto del mundo subterráneo y a los engaños del Rey de los Duendes, para librar a su hermana.

Pero en el mundo subterráneo, Liesl se encontrará a sí misma, descubrirá que allí todo es posible, que puede dar rienda suelta a su música, que todos sus deseos se pueden hacer realidad, pero ¿cuál es el precio? Liesl deberá decidir lo que está dispuesta a entregar, por el bien de la gente a la que ama.

Los personajes me han encantado, porque son una locura, están llenos de matices y eso me encanta.

Liesl es nuestra protagonista. Una joven de origen humilde, que siempre se ha sacrificado por su familia. Nunca ha destacado, siempre se ha quedado a la sombra, para que su hermano brille, a pesar de tener tanto talento musical o más que él. Cuando su hermana es secuestrada, se adentrará sin dudarlo en el mundo subterráneo para recuperarla y descubrirá a su vez, muchas cosas que no conocía de sí misma.

El Rey de los duendes, El señor de las fechorías, muchos nombres para una criatura que es todo misterio. Es travieso, le encantan los juegos y los engaños, pero tiene también una responsabilidad, es a la vez señor y prisionero del mundo subterráneo, con que tiene un compromiso. Su misión es buscar una esposa y todo depende de ello.

Los personajes secundarios son muy variados, tenemos a la familia de Liesl por un lado, una familia que siempre ha mirado por todos, menos por nuestra protagonista y por el otro a las criaturas del mundo subterráneo, tramposas y embusteras.

La historia me ha encantado, tiene un toque de magia, de locura y de fantasía que me fascina. Cuando leí la sinopsis del libro me recordó muchísimo a Dentro del laberinto, y es cierto que se dan un aire, pero también tiene otros toques oscuros, místicos y musicales que me recuerdan a El fantasma de la ópera o a la locura de Alicia en el País de las Maravillas. Creo que se podría haber sacado algo más de juego a este mundo, explorar más sus criaturas, pero incluso así, a aquellos que os gustan este tipo de historias, la vais a disfrutar.

El ritmo es además muy ágil, porque incluso en los momentos más de relax en los que no pasan cosas, siempre hay algo que te hace seguir leyendo . Poco a poco vamos descubriendo el mundo subterráneo de la mano de Liesl, vamos conociendo a sus habitantes y desentrañando los misterios de El rey de los Duendes y me ha encantado como todo ese increíble mundo creado por la autora, se va desvelando poco a poco. Yo personalmente tengo muchísimas ganas de leer la segunda parte de esta bilogía.

En resumen, Canción de invierno es una historia llena de fantasía, magia, locura y misterio, Una trama repleta de engaños y juegos, dónde sus dos peculiares protagonistas, se sumergirán en una inquietante partida de ajedrez, dónde harán al lector disfrutar de cada página.

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