Episodios en la vida de una esclava

Harriet Jacobs nació esclava, su primera ama le enseñó a leer y escribir y con ello la dotó de las únicas armas de las que pudo valerse para lograr su libertad.
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En 1861, bajo el seudónimo de Linda Brent, publicó "Episodios en la vida de una esclava", convirtiéndose en la primera mujer negra en contar su propia historia. En su autobiografia narró los horrores a los que fue sometida durante su vida como esclava con el único fin de que su historia llegara a las mujeres blancas del Norte y abrirles los ojos a realidad de la esclavitud. Harriet Jacobs tuvo que esperar a ser libre para que su voz fuera oída, una voz que se transformó en un grito contra los latigazos, el abuso, el dolor y la violencia y en una denuncia contra sus verdugos y sus cómplices.
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En su autobiografía Harriet Jacobs narra el día a día de los esclavos poniendo un énfasis especial en lo que el sistema esclavista hacía a las mujeres. La autora narra en primera persona la violencia física, sexual y psicológica a la que fue sometida por su amo, el miedo provocado por las amenazas de ser separada de sus hijos y el terror a que su hija heredara su mismo calvario.
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El testimonio de Harriet es minucioso, descriptivo, envolvente y muy doloroso. Empecé el libro convencida y concienciada de que no iba a ser un camino fácil, que iba a ser imposible salir indemne de su lectura y, en cierto modo, no me equivoqué. Lo que no me esperaba era encontrar tanta esperanza y resiliencia. En este libro hay más amor, agradecimiento y resistencia que rabia, dolor o miedo. Harriet fue esclava, pero sobretodo fue hija, hermana, amiga y madre.
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"Episodios en la vida de una esclava" se lee con un nudo en el estómago, se sufre, pero deja un poso de profunda admiración por su autora. Además de un gran testimonio, es una documento histórico muy valioso.

La autora relata sus vivencias bajo el seudónimo de Linda Brent; desde su infancia hasta su juventud, siendo la primera mujer exesclava en escribir su historia. Harriet Jacobs nos cuenta su vida como esclava doméstica, contada desde su condición tanto de mujer como de esclava. Narra los momentos más importantes de su vida, como fueron la fuga de casa de sus amos y los siete años en los que vivió escondida en el altillo de la casa de su abuela, acabando finalmente en un Estado libre cerca de sus hijos. La situación de Harriet fue que desde 1825 pasó a ser posesión de la hija del Dr. Flint, que por aquel entonces era una niña de tan solo tres años. Esta posesión provocó que el Dr. Flint no pudiera venderla, incluso cuando Jacobs huyó y se confinó, él siguió reclamándola como pertenencia de su hija. Cuando la hija del Dr. Flint creció y contrajo matrimonio, ella siguió reclamando a Jacobs como posesión. En 1831 tuvo lugar la insurrección protagonizada por Nat Turner en Virginia. Harriet nos cuenta la represión por parte de los blancos tras este acontecimiento fue atroz. Ella se sintió protegida por su posición en medio de familias blancas, aunque, de igual forma, los soldados también llegaron a entrar dentro de la casa donde vivía para registrarla. Jacobs deja plasmada su frustración sobre el prejuicio que las personas del Norte tenían con las personas negras. Se promulga la Ley de Esclavos Fugitivos que trató de acabar con la ayuda que los Estados del Norte ofrecían a los esclavos que habían
logrado establecerse en los Estados no esclavistas. Esta ley desencadenó un periodo de terror, con incesantes secuestros y persecuciones. Así queda reflejado en el capítulo XL donde ella, ya asentada
en Nueva York siente una enorme inseguridad tras su aprobación. Harriet Jacobs consiguió publicar su obra en 1861.

Coge a una mujer libre y ponle una mordaza.
Llénala de cadenas y de cicatrices, obliga a esa mujer a trabajar de sol a sol. Abusa de sus hijas, de su madre, de su hermana; róbale a sus hijos y sigue traficando con ellos. Sí, con ellos también.
Niégale la educación, la información; estrecha sus miras y acobárdala con la existencia de una vida libre, pero infinitamente peor. Desprecia a esa mujer, prohíbele cualquier acto de rebeldía, castígala con saña y dile que se lo merece, que merece ese dolor.
Entonces tendrás una esclava y podrás seguir tratando de convencer al norte de que están ante un ser inferior.
Ahora mira un poco más allá. Ahí está esa mujer valiente, la que no se conforma con una vida de penurias, la esclava a la que enseñaron a leer. Dale salud y tiempo y un motivo para seguir viviendo; y ella sola, con un puñado de palabras, te destruirá.

***Harriet no es una narradora objetiva a pesar de que intenta contar su historia sin recrearse en el sentimentalismo. Ella, además de mostrar, juzga. Tiene todo el derecho a hacerlo. Y lo hace, además, de una manera cercana en tiempo y espacio, como si nos nos separaran dos siglos y miles de kilómetros. Cuenta su historia para que tomemos conciencia y para que no se repita. Para que nos demos cuenta de que, aunque muchos intentaron defender y perpetuar la esclavitud, muchos otros lucharon hasta el final para acabar con ella. Para demostrar que, entre las manos del mal, se asomaba la esperanza.