Encrucijada

Me ha enganchado desde la primera página, y, pese a tener los capítulos bastante largos, se leen muy rápido. Además, en todo momento está sucediendo algo relevante para la historia, y a medida que más se acerca el momento en el que llegan a la meseta, más intriga genera al lector.

En el libro nos encontramos a varios personajes que se van conociendo poco a poco, cuando el foco está centrado en ellos es cuando descubres un poco más de cada uno, desde sus preocupaciones, pensamientos hasta los que les sucede en las visiones-sueños.

Esto último es lo que me extrañó cuando sucedió por primera vez, pero a medida que veía el impacto en la historia, más las leía con atención. Es más, me sorprendió que no se rindieran los personajes en cuanto se daban cuenta de que no era casualidad.

Me ha gustado la determinación de los personajes y el cómo se mezcla realidad con fantasía, llegando a dudar de todo en todo momento a partir de la llegada al Sensorial.

La historia cuenta con muchos protagonistas, que son amigos desde el instituto.

Empezando por Aaron y Mañke que son quienes organizan la expedición, son los arqueólogos del grupo. Las visiones de ambos son las más contrastables con sus conocimientos.

Una vez en la expedición, los que hicieron más ameno el trayecto, fueron Ana y Martin. Martín con sus ocurrencias, y Ana tratando de que Martín se diera cuenta de su error al contarlas.

Cuando por fin llegan al Sensorial, quienes peor lo pasan son Claudia y Mariano con sus visiones. Estas visiones en concreto son una historia dentro de la historia principal, y, como ya no era la primera visión, la tuve muy presente para el resto del libro.

Pero no toda la magia sucede en la expedición... y quienes mejor lo pudieron comprobar fueron Pedro y Clara. No os puedo decir el qué les sucede, pero fue la confirmación que necesitaba el grupo.
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