La peste escarlata

Si me conocéis un poco os podréis imaginar lo que supone la combinación “situación apocalíptica” y “Jack London”. Sí, un disfrute total. La única pega, que es demasiado corto.
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En “La Peste Escarlata” un anciano superviviente a la epidemia que arrasó el planeta en 2013 (solo el hecho de imaginar a London escribiendo sobre nuestra época, aunque sea totalmente ficticio, ya me pone los pelos de punta) intenta transmitir a sus tres nietos algo de conocimiento.
Setenta años después de la hecatombe, poco queda de la antigua civilización humana e incluso el narrador tiene que adaptar el modo de hablar de los nietos salvajes para que podamos comprender lo que dicen.
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Encontramos un relato sobre la importancia del lenguaje y la comunicación como bases de la civilización. London nos transmite la idea de que sin comunicación no existimos. «Esa falta de comunicación con otros lugares resultaba sorprendente, asombrosa. Era como si el mundo hubiera dejado de existir, como si lo hubieran borrado del mapa. Hace setenta años que ese mundo no existe para mi. Sé que tiene que haber sitios llamados Nueva York, Europa, Asia y África, pero nada hemos sabido de ellos durante setenta años. al llegar la Muerte Escarlata, el mundo se desmoronó absoluta e irreparablemente. Diez mil años de cultura y civilización se fueron en un abrir y cerrar de ojos, como espuma.»
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Quiero terminar la reseña con la frase que más me ha gustado de todo el relato, resume muy bien la intención del anciano Smith ❤️ «Algún día los hombres volverán a leer, y entonces, si no ha ocurrido ningún accidente en mi cueva, sabrán que el profesor James Howard Smith existió y les guardó el conocimiento de los antiguos.»
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La Peste Escarlata (The Scarlet Plague), Jack London, 1912-
Traducción de Marcial Souto, 2012-
Ilustraciones de Luis Scafati, 2012-
Libros del Zorro Rojo, 2017-