ALGÚN DÍA VOLAREMOS

Algún día volaremos trata de un tema que me toca muy directo, el autismo. Saber que iba a descubrir una historia con ese matiz me hizo estar más sensible. El protagonista se llama Charlie, un chico con trastorno de espectro autista (TEA), tiene una hermana mayor Davis, y dos hermanos mellizos; unos torbellinos que no paran de hacer trastadas. La familia viven momentos de gran preocupación por el ingreso de su padre en el hospital. Se encuentra en un estado del que parece que no va a salir. Un día su padre es trasladado a un hospital de Virginia. La familia que lo echa mucho de menos se embarca en un largo viaje para reunirse con él.

Sabiendo que es muy importante tener un punto de conexión con las personas con autismo; el padre lo consigue a través de su gran admiración por los pájaros, algo que transmite a su hijo, Charlie lo toma como objetivo, es una obsesión y se vuelve muy pertinaz en su búsqueda de todo pájaro. El viaje de toda la familia es vigilado por un personaje peculiar, del que no tienen una información certera de ella, provocando un sinfín de hipótesis: «y si es una espía, o un asesina, o se quiere vengar de algo, ¿quién es Ludmila?».


Algún día volaremos es una auténtica aventura de diversión. Visitas de numerosos lugares que proporciona esa dosis de felicidad que necesitan la familia. Es una historia llena emociones, donde unos hermanos que no conectan van creando unos lazos que cada vez los hace más inseparables. Nos muestra como el roce hace el cariño, como cualquier situación permite conocer a la otra persona, comprendiendo y sintiendo empatía, algo muy importante. El personaje principal es Charlie, al cual conoceremos desde su punto de vista; cómo siente, percibe y decide actuar ante situación simple, pero para él es toda una montaña rusa de emociones. Este viaje le servirá para soltar lastre y comprender muchas cosas que se pierde encerrado en su ámbito de confort. A pesar de que Charlie es un chico con autismo, pero en este libro no se aprecia mucho su condición, salvo matices que se recalca para que el lector se dé cuenta de su forma diferente de pensar (rarezas, manías...), lo que quiero decir, es que Charlie es un niño como otro, tiene soltura, sabe lo que quiere y su nivel de compresión es normal, aunque destaca su alta capacidad de retener una gran información de temas concretos.


Lo que sí destaca en Algún día volaremos es la explosión de sentimientos. Da gusto descubrir la evolución de los personajes en buenos valores; comprensión, tolerancia, amistad, familia, amor... Tiene un gran final, el que se espera, pero rodeado de una sensaciones tan rica que hace que el lector se llene de valores buenos y nos haga creer que existen personas tan buenas como en este libro. Tuve mi momento tierno donde se me escaparon unas lagrimitas por lo bien que me sentía. Un libro muy emotivo.

Conclusión: Algún día volaremos, es un novela que todos deberían de leer. Está llena de buenas intenciones y intensos sentimientos que convierte la lectura en entretenida, divertida y muy tierna. Ideal para leer en familia. Me ha encantado.

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