La célebre concertista de piano americana Mona Golabek, en colaboración con Lee Cohen, siente la necesidad de plasmar en papel el relato de la vida común de una niña refugiada que se salvó así misma y a los que la rodeaban gracias a la música. Esta niña era su madre, Lisa Jura. Con una pluma grácil, ligera, sencilla y delicada, Mona intenta transmitir la pasión por la música que Lisa sentía, una exquisita música clásica que da banda sonora a la novela. Al ir dirigida a un público juvenil, todos los acontecimientos históricos acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial, son tratados con respeto y sin ahondar demasiado en ellos, a penas se mencionan algunos hechos concretos detonantes como La noche de los cristales rotos o El bombardeo de Pearl Harbor, pues su fin no es indagar en los desastres mundiales que generó la guerra u ofrecer una lección de historia, sin no más bien se centra en mostrar cómo dentro de un contexto devastador, las promesas, la superación personal y la amistad pueden ser el incentivo y el poder perfecto de cualquier ser humano para mantener la esperanza y salir delante de una situación difícil. La trama no decae en ningún momento a pesar de que, en ocasiones aparentemente no sucede nada, llevando al lector por situaciones de todo tipo. Cada uno de los personajes, sin excepción alguna, es sumamente entrañable. Empezando por Lisa, una niña encantadora, tierna, familiar, amigable, luchadora, sentimental y valiente, pasando por sus padres y hermanas, cada uno de los niños refugiados que conforman Willesden Lane así como sus benefactores y cuidadores. La historia es conmovedora, inspiracional y esperanzadora. Se encuentra llena de mensajes como la superación, el valor personal, la lucha por los sueños, el sentido de la vida o el poder de la amistad. Así mismo, Mona extrapola el contexto de la novela para recordar y hacer reflexionar la situación actual por la que tantos refugiados están pasando y que, al igual que su madre, se sienten desesperanzados y afligidos. Mediante el arte de las letras, algo tan diferente a lo que está acostumbrada, la autora enriquece culturalmente al lector, musicalmente hablando. del mismo modo realiza un homenaje a la música y al amor por su madre dando a conocer una pequeña parte de su biografía de una forma cercana y alegre. También, expone cómo la música puede ser una manera de contar o sentir momentos de la vida. Es decir, todo lo que el sonido de una melodía puede transmitir o evocar en el oyente o el emisor. Al final del relato, Mona ofrece una entrevista en donde, de manera global, se puede completar aspectos que queden sueltos en la novela, así como la finalidad que la empujó a plasmar la vida de su madre en papel y publicarla, la relación que tenía con ella y con los niños de Willesden Lane o lo que supone la música para su familia. Cabe destacar, a modo de dato curioso, que es fundadora de “Hold On to Your Music” (Aférrate a la música), una frase que en la historia tiene mucho sentido, en honor a su madre. Esta fundación se dedica a transmitir el amor por la música y a dar a conocer la vida de Lisa Jura, buscando mediante la lectura de la novela, la reacción de los jóvenes ante las dificultades de sus vidas. Como amante de las novelas de la Segunda Guerra Mundial he de reconocer que nunca había leído una obra tan delicada, sencilla y, a la vez, tan profunda como ésta. Es una delicia cómo la autora plasma, de una forma sensible, los sentimientos y emociones de cada personaje. Y cómo la vida de Lisa Jura puede servir de inspiración. En conclusión “Los niños de Willesden Lane” es un relato fresco y delicado de coraje, valentía y superación con un trasfondo musical delicioso. La recomiendo muchísimo tanto a jóvenes como adultos. + Leer más |
Autores, editores, bloggers, booktubers, bookstragramers, colaboradores y lectores se sumaron con una breve lectura a la conmemoración del Día Internacional del Libro.
La lectura es un festejo y el libro el salón de fiesta. Gracias a cada uno de los invitados de Océano y los sellos en distribución.
Día Internacional del Libro 23 de abril 2020.
¡Gracias!
Gisela Méndez
La mejor versión de ti (Océano)
Juan Pablo Villalobos
La invasión del pueblo del espíritu (Anagrama)
Iris Coria / Sweet Darkness
Magia sombría, Joshua Kha (Océano Gran Travesía)
Eduardo Halfon
El boxeador polaco (Libros del Asteroide)
Zaybet Hipston / Difusión infantil y juvenil
Max la fugitiva, Brenna Yovanoff (Océano Gran Travesía)
Bruno Segura / @Polimateando
El encargo, Claudia Rueda (Océano Travesía)
Naytze Valencia / Océano Travesía
Su majestad chiquitita, Sally Lloyd-Jones (Océano Travesía)
Alexis Jiménez / Promoción Océano
El don de la ira, Arun Gandhi (Océano ámbar)
Jessica J. Lockhart
El optimista que hay en ti (Kan)
Pablo Martínez / Editor en Jefe Océano México
Moctezuma, José Luis Trueba (Océano)
María Emilia Beyer
Luz propia (Océano Travesía)
Mónica Hernández / Editorial Océano
Geralt de Rivia. El último deseo, Andrzej Sapkowski (Alamut)
Alejandro Zambra
Poeta chileno (Anagrama)
Juana Inés Dehesa
Manual del Treintón (Océano)
Guadalupe Loaeza
Las reinas de Polanco (Océano)
Violeta Paredes / Colission
La frágil belleza del cristal, Amy Harmon (Principal de los Libros)
Fabiola Bautista / editora de enlace Océano
El cuerpo en que nací, Guadalupe Nettel (Anagrama)
M.B. Brozon
JJ. Sánchez y el último sábado fantástico (Océano Gran Travesía)
Lolbe Caballero / Tiempo de Lectura
La isla del fin del mundo, Kiran Millwood Hargrave (Ático de los Libros)
Paca Flores / Directora Editorial Periférica
La librería ambulante, Christopher Morley (Editorial Periférica)