Aquí la Tierra es mala

He querido hacer un nuevo intento con el género de ficción protagonizado por zombis, pero este libro ha confirmado mis sospechas: no me gusta el género para nada. Y que conste que hasta antes de esta novela creía que era por la narrativa, pues no era una narrativa al uso, y me hacía difícil o casi imposible seguir el hilo de la historia; pero es cierto que Aquí la Tierra es Mala me ha demostrado que con una narrativa espectacular si el género no te gusta no hay dios que te convenza de lo contrario.

Sin destripar el argumento, hay un puñado de elementos en la historia que no son habituales y aunque en conjunto no se trata de una revolución en el género ni mucho menos, sí que deja la agradable sensación de algo no leído ya antes de empezarlo. Aunque tras una década de zombis hasta en la sopa, y yo huyendo de ellos, poco se puede hacer.

El principal acierto de la novela es la estructura, se van presentando de forma dosificada los personajes que, de otra manera, habrían aparecido o desaparecido a destiempo. Algunos sólo están en la primera parte de la historia, y otros sólo lo hacen en la segunda mitad, pero la estructura permite que estén presentes a lo largo de toda la novela, que sepas quién es quién y no necesites ir a buscar en páginas anteriores el origen de los mismos, algo que suele ser habitual en novelas de todos los géneros (que conste que no solo le tengo manía a los zombis). Además, al empezar en mitad de todo, consigue alternar la acción y la violencia que se van a desencadenar con la investigación de lo sucedido, de cómo se ha llegado a esa situación.

Sin embargo, no es perfecto, yo no soy una experta en la temática y ya sabía antes de que sucediera lo que iba a pasar, por eso creo que el capítulo del periodista llega demasiado tarde, cuando el lector ya ha deducido por su cuenta todo lo que se le cuenta ahí (porque si lo he pillado yo sin saber ni te cuento qué habrá descubierto uno que entienda el género).


La prosa es fluida, y se agradece, porque sino lo hubiera dejado en la montaña de sin leer, la sensación general es de frialdad pero no esperaba otra cosa de este género, y cerebral (me sorprende que todo el argumento pueda salir de solo una mente, con cierto punto de perturbación).



En cuanto a los personajes, están muy bien construidos y tienen voz propia, todos tienen su minuto de gloria a pesar de tener pesos muy diversos en la novela. Me ha gustado lo que más el pasado de Saul como antidisturbios (imaginármelo de uniforme y en algún operativo me daban ganas de seguir leyendo, es una filia personal), con los problemas con un comisario corrupto (algo muy al día la corrucción); Norma me parece bipolar y podría decirse que hasta bisexual, por esa tensión sexual no resuelta con Paula. Pablo es el perfecto engañado, en una relación sin futuro, aunque el fin del mundo les persigue, poco le va a importar eso . Algunos secundarios son hasta brillantes, como Julián o Víctor.

Finalmente, destacar el uso del vocabulario, otra cosa que se agradece viendo lo que hay por ahí, con continuas referencias a la tierra, al viento, y a los olores, que dan consistencia a la narración y ayudan a crear la sensación de paranoia (con tantos microorganismos).