No hay conversaciones que me guste escuchar más que las que comparten personas que se admiran mutuamente. Y he estado atenta y con los oídos bien abiertos, sintiéndome cómplice entusiasta en este intercambio de impresiones entre Leila Guerriero y Ander Izagirre, contadores de historias, brillantes cronistas mediante los seis sentidos, analistas con el don de la palabra, poetas curiosos hasta la médula, pero sobre todo, pacientes y entregados escuchadores que saben leer como los entrevistados les dibujan sus vidas, sin juzgar, ampliando su mirada en la mirada de los otros.
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