Rudin

Rudin, de Ivan S. Turguénev.
Ésta es una novela bien pintada, con la delicadeza y prosa suave habitual en Turguénev. Un retrato de la élite (y le robo la expresión a Gógol al que estoy leyendo ahora con sumo disfrute) ‘de medio pelo'. Aspirantes a intelectuales de mucha palabra y cero acciones. Idealistas de cartón sin fuerza más que para  hablar en entornos favorables, con discursos estándar aprendidos en universidades europeas, alemanas fundamentalmente, que se repiten  unos a otros en un afán bastante superficial de explicar y comprender el mundo. de esos tenemos a cientos hoy en día, y últimamente…en fin…que me pierdo.
 
El figurín y exponente de este ciudadano ruso es Rudin, un blabla con extraordinaria capacidad de hacer suya cada teoría y postulado que cae en sus oídos . Filosofía para principiantes que lo escuchan anonadados, recelosos o enamorados…de todo hay. En Rudin hay mucha discusión, mucho juego dialéctico. Y Turguénev deja un asomo de engaño al lector (aunque se ve venir que Rudin es pura carcasa) para luego desvelarlo como uno de esos pasmarotes con patillas y pelo rizado. Turguénev de nuevo apela al derecho de decisión e independencia femenino con sus pequeñas heroínas (aquí Natalia, que no es protagonista como Yelena en En vísperas, pero transmite igualmente rebelión y conciencia de sí misma).
 
Es una novela estimable pero no es una gran novela, no hay mucho más allá del retrato de Rudin, los demás personajes no son grandes creaciones, ninguno digno de un spin off, la verdad.
 
En mi opinión habría ganado sin el final que añadió Turguénev posteriormente, al parecer por relajación de la censura. Dejarlo como el personaje insulso que era lo habría hecho creíble,  le habría dado fortaleza el mantener la consecuencia de tanta patraña. Redimirlo es forzado, a mi parecer, no sé si es posible mejorar tanta vacuidad y cambiar tantas opiniones en tan poco tiempo.