La conciencia de Zeno

Suele sucederme que las obras literarias que más aprecio, las que más han significado para mí, llegaron por casualidades o pequeños accidentes. “La conciencia de Zeno” fue una novela que descubrí hace unos años cuando empecé a fumar. Un día, sentado y fumando, recordé el texto de Julio Ramón Ribeyro “Solo para fumadores”. Entonces, se me ocurrió rastrear novelas y relatos que hablaran sobre el vicio y el placer de fumar (Svevo tiene un texto a este respecto); así llegué a esta novela. Recuerdo que entonces encontré un breve reseña que decía que el texto relataba la vida de Zeno Cosini, su adicción al cigarrillo, sus intentos de abandonarlo y sus fracasos, su relación con terapias sicoanalíticas y algunas reflexiones de cierta profundidad. Realmente no me dijo mucho sobre la novela, pero me atrajo.


Soy fumador hace cuatro años, con largas intermitencias y periodos de obsesivo consumo. La lucha de Zeno me identificó. Empecé a fumar cuando iba a terminar mi carrera universitaria, o eso pensaba, y todo empezó a ir mal. El cigarrillo ha estado en mis manos cuando no hubo otras manos que tomar. Soy nostálgico, especialmente con un cigarrillo en la mano. Pero, a la vez, pienso que el cigarrillo, además de un hábito bastante perjudicial, es un vicio estúpido que no reporta gran placer. Personalmente puedo abandonar el cigarrillo y retomarlo cuando deseo, no tengo dependencia física y me he esforzado para que no llegue a ser así. Sin embargo, hay un vínculo emocional con él que no puedo romper y termino por tenerlo en mis manos cada noche.


Por esto que cuento, y me disculpo por la innecesaria historia, terminé enganchado con esta novela. Entendí a Zeno y sus inquietudes. Y más aún, y más allá del cigarrillo, me identifiqué con sus reflexiones, problemas, con su vida. Esta obra es mucho más de lo que me dijo esa pequeña reseña que leí aquella vez. La conciencia de Zeno es una obra profunda, en ella abundan cuestiones filosóficas, éticas, existenciales, que, partiendo de la vida común de nuestro protagonista, tiende a la universalidad de la experiencia humana.


Zeno Cosini es un burgués que vive en la ciudad de Trieste. El relato abarca desde los primeros años del siglo XX hasta la primera guerra mundial. Italo Svevo presenta un retrato de esta realidad que viene de su experiencia personal, la novela tiene mucho de autobiográfico. En esta ciudad, que entonces pertenecía al imperio austrohúngaro (y que era su única salida al mar), convivían personas de diversos orígenes, con diversas lenguas, en un ambiente de hostil progreso comercial. Trieste, en la época que transcurre la novela, tenía los índices de suicidio más altos de Europa. No es de extrañar que por este motivo sea esta la ciudad por donde el psicoanálisis llegó a Italia. Zeno vive de la renta que le ha heredado su padre, también participa en algunos negocios de amigos suyos, está inmerso en el ambiente comercial de la ciudad, se casa con la hija de un comerciante.


La novela empieza con la nota de un psicoanalista que Zeno consultó para intentar dejar de fumar. Este le pide que escriba sus memorias que son la novela que viene a continuación. Este documento personal es publicado por el psicoanalista a modo de venganza contra Zeno por despotricar de él en su escrito. Una entrada espectacular. Así, empieza la narración. Zeno va contando los problemas de su vida, habla de la relación con su padre, de su común adicción al cigarrillo. de su mano seguimos sus pasos, sus intentos de conquista de algunas bellas jóvenes y su compromiso de matrimonio. Zeno, además, es un hipocondriaco. Relata el momento exacto en que empiezan las manifestaciones de su condición.


La historia de fondo, la vida familiar de Zeno, su matrimonio, sus relaciones personales, son absolutamente comunes, no hay nada de maravilloso en ella. Lo interesante es lo que está sobre este fondo, la conciencia de Zeno, su reflexión, sobre todo, su relación con la enfermedad, o supuesta enfermedad. Entorno a estas reflexiones la novela va escalando hasta que el autor nos lleva al estallido de la primera guerra mundial. Durante parte del libro la guerra está presente como un rumor. Más adelante interviene en la vida cotidiana de los personajes. Pero luego no está más, solo hay un mundo totalmente diferente.


Me pareció curioso que a medida que avanza la obra y el protagonista envejece, las reflexiones se hacen cada vez más profundas. Se mira la vida en perspectiva y se recibe la vez. La vida se compara con la enfermedad, pues la vida será la enfermedad original. Dirá el protagonista que solo los enfermos pueden saber algo sobre sí mismos. Poco a poco, la reflexión migra de sí mismo hacia el mundo. Zeno deja de ver a su ombligo, levanta la cabeza y ve un mundo desolador. Las últimas páginas de la novela son majestuosas, son luz que ciega, la conclusión brutal de una vida reflexiva. Espectacular.


Y el cigarrillo… bueno, nunca lo abandona. Sus terapias no sirven de nada. Los fumadores siempre decimos que uno más y será el último. Dice Zeno: “Creo que el cigarrillo tiene un gusto más intenso, cuando es el último. También los otros tienen un gusto especial propio, pero menos intenso. El último recibe su sabor del sentimiento de la victoria sobre uno mismo y la esperanza de un próximo futuro de fuerza y salud. Los otros tienen su importancia, porque, al encenderlos, manifiestas tu libertad y el futuro de fuerza y salud subsiste, pero se aleja un poco”. El último siempre es especial, por eso lo repetimos tanto.


En conclusión. Una novela fabulosa, un autor poco conocido cuya lectura recomiendo. Siento que esta corta reseña no hace justicia a lo que es la novela, pero la dejo como humilde colaboración para los lectores y/o fumadores que se encuentren con La conciencia de Zeno.

Italo Svevo es un seudónimo. Significa italiano eslavo. Y esto significa mucho en la obra de este escritor nacido y criado en Trieste, Italia. Esta ciudad siempre estuvo signada por la multitud de etnias que la habitaban. Por lo tanto ser italiano de Trieste significa estar en la frontera con otras culturas que influyen sobre el ser nacional. Muchos triestinos estudiaban en Austria o Alemania, por lo tanto la personalidad que se va forjando es muy distinta de un italiano de Nápoles, por ejemplo. Y aclaro todo esto porque leer a Svevo es estar en Trieste, con su dialecto indescifrable e intransferible a la escritura del italiano. La oralidad da pie a un relato no dicho pero que, si embargo, se menciona siempre en la obra. Svevo también fue discípulo de James Joyce cuando este le daba clases de inglés en Trieste.
La novela cuenta la vida Zeno, sus enfermedades imaginarias, su relación con las mujeres y sus amigos, con el cigarrillo y con el psicoanálisis. Hacia el final aparecerá la guerra pero tomada de costado, casi sin rozar la obra. Tiene partes muy divertidas y otras verdaderamente pesadas. Pero la lectura es a través de un lenguaje sencillo y las 500 páginas que tiene se leen muy rápido. Se elabora en la trama una crítica al ser italiano, al psicoanálisis y al progreso que lleva a la guerra. Vemos transitar la vida de Zeno, que tiene mucho de autobiografía del autor, desde su juventud hasta su vejez. Es grato acompañar tanto tiempo a un personaje.
Una novela que te refrescará de tu cotidianeidad y te hará vivir un tiempo a orillas del mar Adriático. No te la pierdas.

No acabé la novela con mucho entusiasmo, por mucho que me hiciera saber, a modo de la magdalena de Proust, todo lo que puede dar de sí una cajetilla de tabaco, al menos una de esas que ya no se fabrican y que llevaban gravada el sello del águila imperial. La lectura es interesante, nada aburrida, pero yo no he sabido conectar con ella como seguramente se merece.

Zeno es un personaje ridículo, hasta charlotiano en ocasiones, un enorme egoísta, caprichoso, incapaz de reprimir sus impulsos (y esto no siempre en su beneficio) ni de asumir responsabilidades, falto de voluntad para cualquier propósito puede ser muy cruel con los que le quieren, no hay más que ver la brutalidad con la que se relaciona sexualmente con Carla.

Zeno no dice la verdad sobre sí mismo, al menos, no directamente, pero no siempre miente. al igual que a su mujer, Zeno nos calla algunas cosas, otras las maquilla tanto que roza la mentira, y otras, que sí son claramente falsas, se le escapan muy a pesar suyo. Creo que esto es en lo que radica una de las mejores bazas del libro, en cómo se dicen las cosas expresando otras muy distintas, y en las formas en las que el protagonista se oculta a los demás y se engaña a sí mismo, sin mucho éxito en ambos casos. de ahí la ironía del título que hace referencia a la doble conciencia de Zeno, como facultad para emitir un juicio moral sobre lo actos propios y como la defectuosa conciencia de sí mismo.

Sólo puedo decir que lo odié la mayoría del tiempo. Las únicas partes interesantes (es decir, las que menos se tratan porque el foco está puesto en el egocentrismo de Zeno, además del "amor" por las mujeres) son las dedicadas al psicoanálisis.