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Casi desde el principio supe que esta era una historia de amores y desamores, o amores trágicos, desde que el mismo auto nos dice ¡Dulce y triste misión! Leedlas, pues, y si suspendéis la lectura para llorar, ese llanto me probará que la he cumplido fielmente. Esta es la historia de María y Efraín, dos amantes (no en el sentido carnal de la palabra) melancólicos, tímidos, exaltados dónde la única constante es su amor, aunque teñido de dolor y tragedia. María es considerada un ícono en la literatura latinoamericana y especialmente de Jorge Isaacs; está escrita en una prosa muy cuidadosa del detalle, muy sutil y diáfana al mismo, con un lenguaje asequible a pesar de las distancias culturales. Algunos obstáculos en el camino del amor de estos jóvenes, los ponen a prueba constantemente y los empuja hacia un abismo insalvable. Es un relato muy costumbrista, tan parecido a otras historias de Latinoamérica que uno puede ver los orígenes comunes. La historia del amor es relativamente corta o contada en no tantas palabras, pero el autor se recrea en la ambientación cultural y paisajística de las locaciones y por momento uno puede preciar un poco del realismo mágico latinoamericano: costumbrismos, presagios, naturaleza, belleza, pasión, todo eso combinado con dolor, muerte, nostalgia y sufrimiento emocional, es decir, toda una experiencia de vida de la época, con su inocencia y honor, dolor y muerte. María se anuncia como la novela de mayor éxito en América hispana después de Cien años de soledad. La hacienda “El Paraíso”, propiedad de la familia entre 1855 y 1858, fue el escenario de la novela y se conserva como museo de culto a la mismo. Me gustaron los personajes, tan humanos y reales, me encastó el relato de la vida diaria por aquellos lares y épocas y el final, aunque predecible me arrancó unas lágrimas, por el desamor. En cierto punto, la novela se me hizo lenta, corriendo hacia un final inevitable, se llenaban los días y las páginas con cotidianidad. El final es muy gráfico e impactante. |
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