Yo, Robot

Francis Quinn era un político de la nueva escuela. Eso, desde luego, es una expresión sin sentido, como todas las expresiones de este tipo. La mayor parte de las “nuevas escuelas” que tenemos eran duplicadas de la vida social de la antigua Grecia y quizá, si supiésemos más sobre ellas, de la vida social de la atigua Sumeria y de las viviendas lacustres de la Suiza prehistórica.

Un humano enfrentado con una imposibilidad, responde frecuentemente con una retirada de la realidad: penetra en un mundo de engaño, entregándose a la bebida, llegando al histerismo, o arrojándose de un puente. Todo esto se reduce a lo mismo, la negativa o la incapacidad de enfrentarse serenamente con la situación. Y lo mismo ocurre con los robots. Un dilema, en el mejor de los casos creará un desorden en sus conexiones; y en el peor abrasará su cerebro positrónico sin reparación posible.

No hay nada tan eternamente adhesivo como el recuerdo del poder.

Estamos tan acostumbrados a considerar nuestros pensamientos como algo privado.

Puedes probar lo que quieras con una razón fríamente lógica, si eliges los postulados adecuados.

Los postulados se basan en el supuesto y se adhieren por la fe. Nada en el Universo puede sacudirlos.

No acepto nada por autoridad, una hipótesis debe ser corroborada por la razón, de lo contrario carece de valor

Físicamente, y hasta cierto punto mentalmente, un robot, cualquier robot, es superior a un ser humano.

1. -Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2. -Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes se oponen a la primera Ley.
3. -Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda Leyes.

"tiene un cerebro positronico"
"El cerebro positronico"