La venganza del unicornio

Una guerra total
Via Lavalle y Neith Sinagra están embarcados en el San Brug a punto de desembarcar en Gineyka: la guerra ha comenzado. Las gineykanas estaban preparadas y Muerte ha empezado su danza sin diferenciar si es dragón o unicornio el que cae, es de esta manera como Irati está vengando a su amiga Gadea. Mientras tanto, en Viria la población tiene que aguantar a la espera de noticias, tal y como lo hace Leon; y la Orden del Fénix parece completamente disuelta desde que Arabella Medici ha sido recluida en un convento… La esperanza es poca.
Así comienza nuestra obra de hoy, segunda parte de la novela de fantasía steampunk que Iria Parente y Selene Pascual iniciaron con El orgullo del dragón. La obra comienza exactamente donde la dejamos, con el ataque de Viria a Gineyka por la muerte de Tulio Lavalle y la defensa sin cuartel de Gineyka por la muerte de Gadea Haizea.
Este inicio se nos presenta a nivel de narración completamente espectacular. Las autoras deciden dar un primer plano a la muerte, que como un personaje más nos cuenta cuáles son sus sentimientos ante el campo de batalla. A nivel de tensión es genial, ya que con un cierto recuerdo al Desembarco de Normandía, vemos con Neith y Via entran en la guerra tal y como son: una pareja asustada que de lo único que están seguros es de que no se quieren perder el uno al otro.
Sin embargo, en este primer momento la tensión no solo vendrá por lo que sucede, sino también por cómo está narrado. Las autoras van poniendo el foco en cada uno de los protagonistas del primer libro, pero a su vez, van introduciendo nuevos personajes con una relevancia bastante importante. Además, van diversificando los focos de trama, ya no son solo las capitales las que participan, sino que otras ciudades, otras esferas son las que intervienen, acogiendo muy bien lo que es la amplitud y las ramificaciones de una guerra.
Fin de la tensión
No obstante, frente a la primera parte de la trilogía, donde la tensión era constante e iba subiendo, haciendo que el lector no se pudiera despegar de las páginas; en esta obra encontramos una llano tensional después de las batallas iniciales, haciendo que los dos primeros tramos de la obra resulten lentos y casi planos.
La batalla acaba y entonces veremos cómo cada nación afronta el fin de esa guerra. Después continuaremos con las situaciones políticas, el desarrollo de los temas de la identidad, la aceptación social y lo cultural, para continuar con la trama política. En el último tercio del libro, sin embargo, encontramos un acción rápida y que se soluciona de manera abrupta, como si se hubiera liado mucho el hilo y lo más fácil fuera cortar.
En este sentido, es verdad que la novela me ha desilusionado, ha sido una incógnita constante el saber cómo se iba a solucionar todo, porque no había solución lógica posible y, ante ello, creo que las autoras han sabido dar respuesta, pero no una que deje al lector satisfecho del todo.
Emocionarse como misión
Ahora bien, es verdad que la historia regulín, pero los personajes son el punto fuerte de estas autoras. Todos aquellos que aparecen de nuevo y los que brotan en esta obra se nos clavan en la mente y en el corazón con una intensidad que encontramos en pocas obras.
El componente emocional de la obra está presente de manera constante y consigue conmover todo el rato al lector. Las vivencias de y entre los personajes hacen que avances y que quieras que las cosas les salgan bien, aunque a nivel de trama sea difícil creerlo. Prevalecen en esta obra los buenos sentimientos, aunque todos alberguemos oscuridad en nosotros, la justicia y el ideal por encima del odio y el miedo.
Cabe destacar a parte un personaje que ya he mencionado más arriba: la muerte. La perspectiva que las autoras han dado del personaje no ha sido de humanización, aunque tuviera voz, sino de infalible. Pocas son las veces que las almas escapan a este personaje y justo por eso su misión ha sido igualadora. Una voz que impacta mucho en una obra en la que objetivamente quieres que todo salga bien.
Quizá por poner un pero a esta emoción intensa y constante, que a mí me ha tenido con la lagrimilla en el borde, podríamos decir que hay cierta tendencia a entender que la felicidad, que el buen fin es si el personaje queda emparejado. No es algo que me haya molestado en exceso, pero sí que me ha chocado en algunos puntos finales del libro.
Las llamas del fénix
La verdad es que pensándolo en frío no sé qué deciros. Si habéis leído la primera parte, la obra merece la pena para cerrar las tramas de esos personajes que nos engancharon. Ahora bien, sino habéis leído ninguna de las dos no sé qué puedo deciros, El orgullo del dragón me gustó muchísimo y para mí fue un descubrimiento, sin embargo, esta me ha sabido a poco.
La trama tiene puntos donde todo se para y la tensión es cero, además de las acciones que igual; por su parte, hacia el final, la obra se lanza y nos da cosillas difíciles de asumir. En cuanto a los personajes, maravillosos como siempre, interesantes como ellos solos y con unas relaciones preciosas, son la emoción en estado puro y eso es lo que para mí ha salvado la obra. A partir de aquí, a vuestra elección y si os decidís por ella, espero que os guste.

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