EL FIN DEL MUNDO Y ANTES DEL AMANECER

Asano tiene una sensibilidad desbordante, y aunque es una de las características comunes en todos los artistas japoneses, él siempre muestra en sus obras esa tristeza que la gente intenta ocultar, como si tuviera que encerrarse dentro de uno mismo y no salir nunca.

No soy una gran fan de las obras de relatos, algo muy común en el género manga y más cuando un autor ya tiene cierta fama, pero es cierto que este en concreto me ha cautivado. No sé explicar el motivo por el que siempre conecto con Asano, quizás sea porque miramos la vida desde la perspectiva Woody Allen, donde la negatividad reina, o porque sus historias siempre se basan en la desdicha del personaje lo que hace que empatices ante su dolor.

Quitando las historias mencionar también el gran epílogo que ha hecho explicando qué significa cada una de las historias cortas del libro y el motivo que lo llevo a escribirlas, y también, esa mención a una obra que deshecho que era una historia cómica pero que no es lo suyo. Me hizo tanta gracia porque es conocido como el rey de los tristes y no vio posible que una obra cómica de él pudiera salir a la luz.

Por último, no soy experta en dibujo, en cambio las caras de Asano las sé distinguir, sobre todo las mujeres que todas tienen siempre ciertas semejanzas, y los paisajes, parece Kurosawa con su faceta de pintor, cuando este hombre dibuja paisajes parecen tal cual una fotografía, es impresionante.

Mi primer contacto con Inio Asano, vaya maravilla de mangaka. Vaya mano, vaya cabeza.

No estoy demasiado acostumbrada a leer manga y quizá por eso las historias se me han hecho muy cortas. Tengo que probar a leer alguna de sus obras las más largas.

Aunque si soy honesta, en un primer momento no sabía que eran historias independientes y las leí buscando la relación entre sí. Estuve un poco desconcertada pero luego me di cuenta que el hilo conductor no son malos personajes sino los sentimientos de estos.

Me ha fascinado la selección de temas y la forma cruda y realista de narrarlos, como observador que solo cuenta, no juzga.