La marca del agua

Prefiero el silencio. Hablar demasiado es peor que callar. Los que hablan mucho no atienden a las cosas importantes; sin embargo, los que callan son capaces de cazar las palabras de valor nada más saltan de la boca.

Las mentiras, cuando las dices, son ligeras; sin embargo, pesan cuando se escuchan.

La brida que une a los muertos a sus cosas y a su gente esc imposible que se rompa de un segundo para otro, por eso les sigue llegando el mundo durante unas horas, a lo mejor incluso días. Si no lo creyésemos así, no velaríamos a los muertos y los condenaríamos a la tierra en el primer instante, pero sabemos que hay que dejarles tiempo para que se acostumbren a estar muertos y se despidan de la vida. Es posible que algunos, o la mayoría, incluso nos sientan mucho después de morir.

Las mentiras, cuando las dices, son ligeras; sin embargo, pesan cuando se escuchan

¿Dónde quiere que miremos si lo que ya pasó es lo único que de verdad existe?

A los hombres solo nos parece que pesan las talegas de cereal y de patatas porque son ásperas, bastas y feas, pero las cosas delicadas también son una buena carga.

Nunca se quiere demasiado a nadie.

No se puede luchar contra lo que se tiene atrapado en las entrañas. ¿O sí? Se puede usar la voluntad para vencerlo.

No se puede vivir en un lugar en el que no están tus muertos, en el que ni siquiera se puede quedar uno después de morirse.

A la naturaleza no se le mete prisa.