NORA. ¿A qué llamas tú deberes más sagrados? HELMER. ¿Habrá que decírtelo? ¿No son tus deberes con tu marido y tus hijos? NORA. Tengo otros deberes no menos sagrados. HELMER. No los tienes. ¿Qué deberes son esos? NORA. Mis deberes conmigo misma. |
NORA. ¿A qué llamas tú deberes más sagrados? HELMER. ¿Habrá que decírtelo? ¿No son tus deberes con tu marido y tus hijos? NORA. Tengo otros deberes no menos sagrados. HELMER. No los tienes. ¿Qué deberes son esos? NORA. Mis deberes conmigo misma. |
Ahora debías dedicarte a tocar la tarantela y ensayar con la pandereta.
|
Cuando te has repuesto del primer sobresalto, no por el peligro que me amenazaba, sino por el riesgo que corrías tú; cuando ha pasado todo, era para ti como si no hubiese ocurrido nada. Volví a ser tu alondra, la muñequita, a la que tenías que llevar con mano más suave aún, ya que había demostrado ser tan frágil y endeble... Torvaldo, en ese mismo instante me he dado cuenta de que había vivido ocho años con un extraño.
|
Si llegara a hacerse publico que el nuevo director se había dejado influir por su mujer.
|
Nadie sabe lo que son capaces de inventar las malas lenguas
|
No, Nora; lo que siento es un vacío inmenso ¡No tener a nadie a quién consagrarse!
|
Hay que vivir, y eso nos hace egoístas...
|
Todos están convencidos de que no valgo para nada serio...
|
A pesar de todo, era un placer trabajar y ganar dinero. Parecía como si fuese un hombre.
|
Es el primer libro publicado por Carlos Fuentes.