La hora de las gaviotas

El odio es el enemigo más peligroso

Cuando el rencor anida en una persona puede pudrirlo todo. Y no hay motor más potente.

El rencor no es buen compañero de viaje.

Podemos cambiar este mundo. Si no lo hacemos nosotras, nadie lo hará.

Hay que tener mucho valor para mirar de frente a las heridas que duelen e intentar cerrarlas. Lo más sencillo, siempre, es no hacer nada, no arriesgarse.

Duele comprender que una persona a la que has admirado y a la que hubieras jurado conocer no era quien creías. Duele y desgarra.

Tal vez para apreciar la belleza sea mejor no conocer la historia que se esconde detrás.

La impertinencia es capaz de despertar las peores reacciones, incluso en las personas de carácter más templado.

Es mejor pasar desapercibido en la vida.

Nunca permitas, por mucho que digan que es por tu bien o que se dirijan a ti con la mejor de las sonrisas, que te hagan sumisa.