arece que, por una vez, la suerte le ha guiñado un ojo a Bellón: le encargan un trabajo en el que no necesita ni usar los puños ni intimidar a esos clientes que no quieren pagar a las chicas de esquina. Simplemente tiene que hacer de chófer. Llevar y traer a una mujer y a sus hijos de casa a catequesis, y de catequesis a casa. Fácil. Pero esa palabra no existe en el diccionario de Bellón ya que ella está casada con un tipo turbio. Y lo que es peor, percibe algo en l... >Voir plus