Dos crimenes

Una sátira de intriga, delicioso, maravilloso, fabuloso, disfrutable, en fin que de esos adjetivos puedo poner varios a esta obra.

Es un libro tan sencillo como es, también es uno que se puede disfrutar enormemente con todos los personajes, con todo el lío que se arma desde la página uno, viendo este enorme nudo de intrigas, personajes cual más vil que otro, pero que también representa perfectamente no solo una época de éste México mío, si no también esa parte que puede formar incluso ya de la idiosincracia del mexicano, duele decirlo, pero es que es verdad.

Ese dicho del que “el que no tranza, no avanza”, bueno es que está tan bien reflejado en esta obra.

Ese “negocio” que el negro llega a proponerle a su tío, me ha recordado uno que no hace mucho tiempo le ofrecieron a alguien que conozco y si, era tan fraudulento como el del negro, así que no, este libro por mucha sátira que contenga también nos plantea una realidad brutal y sigue siendo completamente de una vigencia dolorosa.

Se mete con la parte de la corrupción, a ver eso tan conocido de: eres inocente, te cargan al muertito y pues con “La del Puebla” todo se soluciona, así que aún y cuando el momento histórico de la época en que se ubica el libro o más bien, la época en la que fue escrito, solo nos puede golpear de frente al darnos cuenta lo poco que han cambiado las cosas.

Narrado en primera persona mayormente por Marcos, “El negro” y por el mejor amigo del Tío Ramón, es una narrativa tan sencilla como profunda, ligero pero con muchísima calidad.

Una sátira maravillosa, pero también una narrativa costumbrista que refleja a la perfección un estilo de vida de este país, todo aderezado de envidias, avaricia, machismo, trampas, corrupción dentro de una intriga realmente atrapante.

Es verdad que Marcos no resulta en un personaje ni limpio, ni bueno, ni noble, pero es que es imposible no sentir empatía por él, porque también es que está metido injustamente en un lío tremendo, no es que se justifique por esto todo lo que hace, pero quitando al tío y al amigo del tío, todos los personaje involucrados son una lacras que hacen parecer a Marcos un pobre inocente.

El final realmente es de una agudeza satírica deliciosa, no me lo esperaba, pero es que fue el punto final idóneo para toda esta historia.

Sin duda Javier Ibargüengoitia fue uno de los escritores más representativos de las costumbres mexicanas, siempre envuelto en la sátira que dicho sea de paso le costó mucha crítica en su época, pero que hoy en día ha cobrado la relevancia que se merece.

Delicioso e imperdible.
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