En ocasiones estamos demasiado ocupados y rodeados de ruido. Hasta el punto de que no puedes escucharte a ti mismo, te olvidas de quién eres realmente y solo ves cómo encajas en el todo.
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En ocasiones estamos demasiado ocupados y rodeados de ruido. Hasta el punto de que no puedes escucharte a ti mismo, te olvidas de quién eres realmente y solo ves cómo encajas en el todo.
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Una casa no está hecha solo de ladrillos y madera. Todo y todos los que están a su alrededor forman parte de ella.
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—No. Por favor, no. —Aspiró tembloroso—. Por favor, no te arrepientas de lo que hay entre nosotros. Yo... no volveré a besarte hasta que veamos adónde nos conduce esto, pero por favor, por favor, no te arrepientas de lo que nos hacemos sentir.
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Hay momentos en la vida en que un hombre sabe que está al borde de un precipicio y que los próximos pasos que dé cambiarán el curso de su existencia para siempre. Ese era uno de esos momentos. |
—Es normal, ¿verdad? Porque, ahí fuera, todos teníamos, o tenemos, una madre y un padre, pero la vida no les fue como esperaban. O al menos no nos incluían en ella. Por eso permanecíamos ocultos. Porque se supone que la vida no resultó como debía y nosotros teníamos que crecer e intentar construir la nuestra.
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Durante toda su vida, había sido el heredero, el hombre que se convertiría en marqués, el que ayudaría a gobernar el país y proporcionaría el sustento a cientos de personas, pero nunca se detuvo a pensar mucho en «quién era», porque siempre había asumido esa función como seña de identidad.
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?