Shanghai Baby

"Shanghai baby" me ha resultado casi en su entera totalidad un libro entretenido, y confieso que el entretenimiento es lo que busco en un sentido último cuando comienzo a leer una novela. Por lo tanto, y dado que la escritora escribe de forma suficientemente correcta y decente, me parece una novela correcta.
"Shanghai baby" no es precisamente una obra de arte, pero opino que no se merece una tan mala reputación como tiene, pues, entre otras cosas, si antes de embarcarnos en la lectura investigamos un poco sobre este libro y nos leemos la sinopsis, sabemos o deberíamos sospechar que no nos vamos a enfrentar a un premio Pulizzer, sino a una novela erótica y romántica para pasar el tiempo y poner la mente en modo mononeuronal.
De este libro no me han gustado varias cosas, como por ejemplo, las metáforas forzadas, melodramáticas y ridículas que inundan casi todas sus páginas; tampoco me ha gustado su componente contradictorio, pues la protagonista no actua muy en consecuencia con las circunstancias, intenciones y sentimientos que dice tener, por lo tanto, considero que se trata de un libro confuso.
Por otra parte, esta es una novela repleta de clichés casposos y de descripciones de relaciones sexuales bizarras y rayanas en lo escatológico.
Sin embargo, y a pesar de todo ello, pues sí, me he entretenido y, sin encontrar esta novela perfecta ni mucho menos, me he topado con el tipo de lectura que me esperaba. Asimismo, me ha gustado conocer nuevos aspectos sobre lugares de Shanghai, así como sobre música, pintura y literatura asiática, pues a lo largo de este libro se hacen múltiples referencias culturales. En definitiva, se trata de una novela bastante imperfecta, pero de la cual he aprendido algunas cosas y con la cual me he mantenido entretenida. Doy mis tres estrellas y me alegro de haber leído "Shanghai baby".