Como cambia el mar: 458

Cuesta mucho salir de tu zona de confort, pero es algo que en estos momentos necesitaba como el respirar, de ahí que me decantase por este título, una de las primeras novelas de esta autora conocida por sus Crónicas de los Cazalet, la saga familiar que ha enamorado a millones de lectores. Hoy comparto mis impresiones sobre "Como cambia el mar", la desgarradora historia de un matrimonio en crisis, atrapado en una vida frívola para sobrellevar el dolor por la pérdida de una hija, que se ambienta en la década de los cincuenta.
Emmanuel y Lillian Joyce son una acaudalada pareja que lleva una vida itinerante, de acá para allá, cambiando de una ciudad a otra, de maletas, hoteles, barcos y aviones, como nómadas del siglo XX. Siempre acompañados por Jimmy, el fiel ayudante de este famoso dramaturgo de origen irlandés. Este ritmo de vida, sin arraigo ni hogar fijo, inicialmente parece muy glamuroso, aunque gradualmente nos iremos dando cuenta de que esto no tiene nada que ver con el glamour, pero sí con el dolor. Es el modo que han elegido para sobrellevar la pérdida de su hija Sarah, afrontándolo cada uno a su manera, como mejor puede: él seduciendo a las secretarias que ha ido teniendo; ella fingiendo no conocer los líos de faldas de su marido e inmersa en el pasado y el dolor. Poco antes de salir hacia Nueva York, a resolver un problema con la elección de una actriz para su próximo montaje, entrará en escena la jovencísima Alberta Young, que se unirá al trío en calidad de secretaria y acabará entrelazando sus vidas de manera inesperada.
Esta es, grosso modo, la premisa de una novela cuyos cuatro personajes principales son el motor que va a impulsar una historia narrada de una manera muy particular, pues cada momento de la cotidianidad de su convivencia será analizado por todos ellos desde su punto de vista, revelando de manera gradual su propia realidad y lo que van a ir descubriendo sobre los demás. Estos cambios de voces contribuyen a darle a la historia una mayor dimensión y a que la lectura sea bastante completa: Lillian y Jimmy van a narrar sus vivencias en primera persona, de una manera intimista; Alberta lo hace a través de una serie de largas y detalladas cartas que escribe a su familia y de un diario en el que vierte la nostalgia por sus seres queridos, todas sus preocupaciones, inseguridades, alegrías y emociones; mientras que Emmanuel es el único cuyas acciones y sentimientos van a ser descritos por un narrador omnisciente.
Ambientada a caballo entre Londres, Nueva York y Grecia, esta novela deja patente la capacidad introspectiva de la autora para diseccionar sentimientos y profundizar en la psicología humana, y bajo la que subyacen temas como el engaño y el autoengaño, el dolor, la culpa, la nostalgia, los amores no correspondidos o la dependencia de otras personas. Me ha gustado mucho la forma tan vívida con la que Howard dibuja los escenarios de la Nueva York vibrante y glamorosa de mediados del siglo pasado, o la pintoresca isla de Hidra con sus estrechas y empinadas calles, donde solo puedes moverte en burro, y sus playas de trasparentes aguas.
Todo el atractivo de esta novela reside en el desarrollo de sus personajes, con una gran dimensionalidad psicológica. Emmanuel es el eje sobre el que los demás han girado siempre y donde se han encontrado, pero la llegada de Alberta desplazará el centro de gravedad hacia el resto de los personajes. Dramaturgo acaudalado y cosmopolita, un conquistador nato que intenta desligarse de la dependencia crónica que lo une a su mujer, una persona con graves problemas de salud que vive a merced de un dolor que no desaparece tras la pérdida de su hija, ahogada en un dedal de penas y atenazada por la nostalgia. Es una mujer extremadamente complicada, caprichosa y consentida, neurótica hasta la locura. Jimmy tiene el papel de abnegado y meticuloso ayudante de Emmanuel. Tuvo una singular infancia pero los Joyce lo acogieron, desde el primer momento, como si fuera de la familia. Y la última en llegar será Alberta, una joven sin pretensiones y demasiado ingenua, un soplo de aire fresco en la anquilosada existencia de los Joyce que cautivará al lector, la única que parece inmune a la melancolía. Si tuviera que elegir un personaje me quedaría con el de Lilliam, que me ha hecho partícipe de su dolor.
Sintetizando: "Como cambia el mar" es una novela cautivadora, de cadencia calma y minuciosas descripciones en la que prima la parte narrada sobre la dialogada, que derrocha emociones y sentimientos, cuya trama está impulsada por sus cuatro personajes. El viaje introspectivo de unas personas emocionalmente rotas y vulnerables, radiografiando en detalle su pasado y las lacerantes fallas en sus relaciones. Un título que recomiendo a aquellos lectores que todavía no se hayan adentrado en la obra de esta autora.

Enlace: https://www.mislecturas.es/2..