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Esta novela me resulta un tanto difícil de reseñar. La trama gira en torno a Michel, un empleado público cuarentón con una vida monótona e insatisfactoria. Cuando su padre es asesinado por el hermano de su amante musulmana, Michel se encuentra con una cuantiosa herencia en sus manos y parte en un viaje grupal hacia Tailandia, donde disfruta las mieles del turismo sexual y le echa el ojo a Valérie, una veintiañera apetecible. de vuelta en Francia, Valérie y Michel comienzan una relación que los hace felices, sobre todo en el plano sexual, donde experimentan de mil modos con el voyeurismo, los menage-a-trois, los swingers, etc. Valérie trabaja en una agencia de turismo encargada de revivir el alicaído rubro de los clubes de playa, y Michel le sugiere a Valérie y a su jefe que lo que el europeo contemporáneo busca es turismo sexual seguro. La idea genera un emprendimiento hiper exitoso, pero que desencadenará una tragedia.

Sé que Houellebecq es el escritor mimado de la elite cultural que se ríe de la moralidad y el pacaterismo y muestra a la sociedad moderna en toda su brutalidad y su hipocresía. Creo que eso es lo mejor de la novela, el diagnóstico de la clase media del primer mundo como un grupo de seres programados para querer siempre más, para consumir productos, experiencias y hasta personas con tal de no percibir la falta de sentido en su vida. Por otra parte, las descripciones sexuales tan pormenorizadas me parecen chabacanas y dignas de un tipo de literatura más burdo, folletinesco. Houellebecq estará jugando al pastiche genérico: yo no compro. Valérie, por su parte, es tan claramente el modelo de mujer perfecta de un macho alfa que da asco: es inteligente y económicamente independiente, tiene un cuerpazo, y lo único que busca, como le halaga Michel una y otra vez, es dar placer. Ese divorcio en la novela se placer y espiritualidad me parece un tanto grotesco. Hay muchos más aspectos que analizar, pero me quedo con esta sensación ambivalente de una novela de ágil lectura con destellos de genialidad pero con muchas aristas muy polémicas.

Sin ninguna duda, la mejor novela de MH.
Hay que esforzarse por pasar el comienzo, lento y sin brillo. Sin embargo, una vez el relato va desarrollándose, se vuelve muy atrapante.
El estilo sagaz, atrevido, polémico y provocador de Houllebecq en su máxima expresión.

Una novela sobre la búsqueda de la felicidad en una sociedad capitalista que decapita lo emocional en favor de un hedonismo individualista. Escrita con el habitual lenguaje directo del autor, propone una historia de amor basada en el olor de los fracasos precedentes y la libertad de decisión dentro del abismo de las últimas oportunidades. Su narrativa, en la que compagina descripciones sexuales explícitas y hermosos subterfugios emocionales, mantiene el pulso lector y ofrece más interrogantes que respuestas. Houellebecq hace gala de una prosa en ocasiones fría, decarnada y también tierna, como el ideario erótico que nubla su mente y se atreve a afrontar la cuestión de la prostitución en los países asiáticos desde su gris atalaya del desencanto, sin atisbo de prejuicios sociales. Muy recomendable.
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