Aniquilación

En "Aniquilación" (Título original "Anéantir". 2022), Michel Houellebecq cuenta la historia de Paul, la mano derecha y confidente de Bruno (ministro de Hacienda de Francia y eventual presidenciable por su eficaz gestión).
Ambos comparten frustraciones y esperanzas en su vida marital y la relación es cada vez más fuerte. Una serie de atentados inexplicables se suceden y de alguna forma se relacionan con el padre de Paul, agente de inteligencia retirado. Podemos decir que es una ficción situada en un futuro cercano (2027)
Los lectores de Houellebecq saben a que atenerse, es decir, una historia muy bien escrita, con una genial descripción de la apariencia y la esencia de los personajes como sólo él puede hacerlo (la familia del protagonista y en particular su hermana y su esposa merecen capítulo aparte, quizás lo mejor del libro).
Todo es un disparador de reflexiones magistrales sobre la vida matrimonial, las complejas relaciones familiares, el valor de la vida y el desviado destino de occidente en relación a prácticas como la eutanasia.
A su vez hay una fuerte relación de la historia con lo onírico que aparece sistemáticamente en el relato como forma de cortar situaciones (es un recurso eficaz).
No avanzo más sobre el argumento porque estropearía el desarrollo del mismo. Me gustó, lo disfruté mucho. No es el libro que más me gustó de este autor.
Se repite en estructura con sus obras anteriores, su pesimismo, su tragedia, el sexo, etc. Sin embargo atrapa y en esta historia hay algo que es diferente al resto (me abstengo de spoilear). Si advierto una desconexión entre la trama primaria del libro y la historia personal del protagonista.
No es recomendable como libro iniciático de Houellebecq (para ello sugiero "El mapa y el territorio" o "Sumisión"). Para los habituales lectores del francés, encontrarán lo que están buscando, pero más Houellebecq que nunca.

Muchos críticos apuntan a que “Aniquilación” es una novela excesivamente extensa, como si eso fuera un problema cuando se trata de una buena novela, aunque también hay quien la ha catalogado de un tostón que aburre mortalmente al lector… Más bien ocurre que es una novela muy mal entendida por muchos. En realidad “Aniquilación” es una novela ambiciosa, compleja, profunda, que satisfará a cualquiera que busque algo más que simple entretenimiento y donde los intervalos oníricos suponen un valor añadido, al margen de lo que hayan podido opinar sobre el sueño en la literatura, autores como Martin Amis o Henry James…
Publicada en 2022 y contextualizada en la Francia de 2027, en un momento en que el país se está preparando para una campaña electoral, “Aniquilación” se enmarca en sus inicios, en una trepidante trama ciberterrorista de suspense que se va diluyendo poco a poco, a medida que avanza la narración, porque lo que realmente le interesa a Houellebecq es la reflexión y como en “Sumisión”, en “Aniquilación” comienza abordando el tema de la política francesa, que cada vez más pretende acercarse a la norteamericana.
También está presente en la historia, el sempiterno nihilismo y decadentismo que caracterizan toda la obra del autor hasta la fecha. Houellebecq critica en “Aniquilación” las condiciones de vida de los ancianos y los incapacitados de cualquier edad, en la sociedad francesa y en la sociedad occidental, sociedad en general que tiende a devaluar el pasado y el presente en beneficio del futuro, que tiende a devaluar lo real para preferir una virtualidad situada en un futuro incierto. Y esto son auténticos síntomas de nihilismo. de este modo, la novela reflexiona en torno a que se le concede más valía a la vida de un niño que no sabemos en qué va a convertirse, que a los actos heroicos o generosos, o los logros y la sabiduría de nuestros mayores, privando así, de todo sentido a la vida, privándola de motivaciones.
“Aniquilación” reflexiona también sobre la eutanasia, sobre el cambio climático, sobre el ecofascismo, un ecologismo radical relacionado con el fascismo y las políticas que propugnan el control de la natalidad. Reflexiona, a más a más, sobre la reproducción artificial y sobre la inmigración como herramienta para compensar el descenso de la natalidad en los países más desarrollados. Habla también de religiones como la wicca y de la “deep ecology”, o la “ecología profunda”, un movimiento que preconiza la extinción de la humanidad mientras no se entienda que el hombre ha de estar al servicio de la tierra y no la tierra al servicio del hombre.
“Aniquilación” describe, en definitiva, una sociedad vacía, enmarcada en instituciones decadentes, que camina hacia la extinción, la autoaniquilación…
Y sin embargo, por primera vez, late en una novela de Houellebecq, un vestigio de esperanza, una esperanza frágil que reside en la solidaridad, en el apoyo incondicional de la pareja. Algunos han querido leer aquí reminiscencias de amor sentimental o romántico, cuando no es más que un juego de paralelismos entre la angustia vital del protagonista ante su enfermedad mortal, que solo cuenta con el apoyo de su pareja y la angustia vital de la humanidad entera, que solo puede contar con la frágil solidaridad de la misma humanidad para detener su inminente aniquilación.

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Me cuesta todavía un pelín asimilar lo que he leído, pero no puedo negar que me ha encantado. Tampoco soy un especialista en Houllebecq, pero reconozco en esta novela todas las cosas por las que es reconocido: el nihilismo presente en sus personajes, la provocación, su obsesión por el sexo.Cierto que está es una obra casi más filosófica que narrativa llena de subtextos y con momentos brillantes de reflexión sobre la soledad, el amor, y la muerte enmarcados en un profundo existencialismo.En un futuro cercano, en el que una serie de atentados atacan el orden mundial establecido Paul es un alto funcionario asesor de un brillante Ministro de economía. Ante esta situación de amenaza continúa, la enfermedad de su padre permite que vuelva a encontrarse con su familia y, también, que su caso acabado matrimonio resurja. Y ahí, en este mundo que se desmorona, una luz de esperanza brilla.Tanto da que la trama politica pierda importancia hasta desaparecer por las avatares personales del protagonista, porque en si, esta es una reflexión sobre el sentido de la existencia, no una obra de política ficción. Y yo la he comprado y disfrutado sin dudar, con cada página que leía.Dos cosas: la primera, la contraportada de la edición de Anagrama contiene spoilers. Ni los miréis. La segunda, espero que Houllebecq mienta en las últimas palabras del libro.

“Los momentos acontecen o no, modifican la vida de la gente y a veces la destruyen, ¿y qué podemos decir? ¿Qué podemos hacer? Sin duda, nada” ~ Aniquilación de Michel Houellebecq.

He hecho una mala aproximación a este libro. La verdad es que pensaba que era un thriller con tintes ecológicos pero lo que me he encontrado es una novela sobre la vida familiar y personal de su personaje principal. ¿Quiere decir esto que no me haya gustado? No, me ha gustado pero en este momento no hubiese elegido esta lectura si hubiese sabido claramente de qué iba este libro. No me apetecía leer sobre hospitales ni enfermedades, ni dramas, ni momentos familiares duros.

Paul, el protagonista de esta historia, nos cuenta su relación con su mujer Prudence pero también cómo vive la enfermedad de su padre que ha entrado en coma, su relación con sus hermanos, las relaciones de estos con sus parejas, e incluso la relación de Paul con su propia enfermedad.

Vamos, que me he encontrado con una novela más bien drama y reflexiva que el thriller que imaginaba. Tiene también tintes de crítica política, de ecología y de relaciones sexuales y destacaría la manera en la que el autor –por cierto, esta primera novela que leo de él– es capaz de pasar de una temática a otra sin que te des cuenta. Me ha gustado su estilo pero no esperéis una novela para leer en la playa porque tiene bastantes reflexiones detrás.