Cometas en el cielo

Soy tan rara que no hay una cosa que me guste más que llorar y reis al mismo tiempo Cosa que he podido hacer varias veces mientras leía esta preciosa novela lo he hecho varias veces, formando parte de la familia de Amir, de la relación tan poco habitual entre un padre y un hijo en Afganistán, el criado que lleva con ellos toda la vida y su hijo, incluso cuando tienen que abandonarlo todo y emigrar.
Llevaba mucho tiempo intentado hacerle un hueco en mi lista infinita a este escritor y hoy, por fin es el día.
Una historia de amistad y de amor paterno filial muy emotiva, que plasma con toda la realidad posible, incluso de forma cruel, los cambios producidos en Kabul por los diferentes sistemas políticos que han tenido, que sobrevive a los cambios en el tiempo y en el espacio, pero siempre está ahí, haga sol, llueva o nieve.
Además, las injusticias hacen que me hierva la sangre, y no se me ocurre una tan grande como que a las buenas personas les pasen cosas malas, ¡qué ganas de abrazar a Baba! ¡Y que ganas de correr a escobazos a los rusos, a los talibanes, a los niñatos que estropean algo tan bonito!
He visto la novela gráfica en una biblioteca digital, que voy a empezar ya mismo y también hay una película, que deberá esperar a que mi corazoncito se reponga, pero desde luego, esta es una esas lecturas que no dudo en aconsejar con los ojos cerrados.