Muerte es la sentencia: 38

“Yo me dedico a inventar historias, y prefiero no tener que seguirles la pista por toda la ciudad. Y lo que es más, me gusta tener el control de mis libros. No tenía ningún interés en convertirme en un personaje y, menos aún, en uno secundario, el eterno escudero” ~ Muerte es la sentencia de Anthony Horowitz.

Richard Pryce es un abogado especializado en divorcios. Un día aparece asesinado en su casa. Alguien le ha matado a golpes con una botella de vino. Precisamente días antes, una famosa escritora lo había amenazado con una botella de vino y dicha escritora se acaba de divorciar de su marido y había perdido el caso que Pryce defendió.

Poco a poco la investigación va desentrañando otros sucesos y aparecen más personajes sospechosos en la trama. Hawthorne —investigador privado— y Horowitz — escritor contratado para escribir libros sobre el investigador— tendrán que esmerarse en resolver este caso ante la presión de la policía que también está investigando.

Después de lo original que me pareció Asesinato es la palabra, no podía resistirme a esta segunda entrega del dúo Hawthorne y Horowitz. Para quienes no los conozcan les diré que este dúo pretende emular a Sherlock Holmes y Watson y la verdad es que molan. Los casos se investigan con los mismos métodos, — preguntas, sospechosos, análisis de las escenas del crimen y deducciones— y todo ello con humor y cinismo.

En definitiva, si te gustan los libros de Agatha Christie y de Sherlock Holmes, con estos de Anthony Horowitz lo vas a pasar en grande. El primero: Asesinato es la palabra.