La institutriz Real: La historia de la mujer que educó a Isabel II

Si estás viviendo un infierno, lo peor es quedarse parado

Marion llegó a una conclusión: mundo exterior podía ser ambiguo, equívoco y contradictorio, pero el mundo de la realeza, no. En él no había matices ni término medio. O estabas dentro o estabas fuera. Había que elegir

Todo dependía del punto de vista. La vida es complicada, el ser humano es contradictorio. Nada es blanco o negro, o una cosa o la otra.

La familia real se parecía mucho a la luna: solo mostraban su cara más luminosa, mientras que el resto permanecía oculto en la oscuridad

Marion se quedó mirando a lady Rose. ¿Es que nadie le había dicho que casarse debidamente, por utilizar sus palabras, había dejado de ser el camino hacia una vida gratificante? Y eso si alguna vez lo había sido. Ahora las mujeres podían estudiar, podían trabajar. Lady Rose estaba estancada en la Edad Media.

Querida, no debes ignorar ciertas actitudes solo porque no te gusten. De lo contrario, esas actitudes prevalecerán. Si quieres cambiar las cosas, debes plantear cara y defender lo que es justo.

Olvidaos de ese viejo fósil -venía a decir con su sonrisa-. Ahora las mujeres pueden estudiar, pueden desempeñar un oficio. ¡decídselo a vuestras hermanas! ¡Contádselo a vuestras madres!

Sir Henry, me da la impresión de que ser un monarca se basa más en lo que uno no debe hacer, que en lo que efectivamente hace

Marion llegó a una conclusión: mundo exterior podía ser ambiguo, equívoco y contradictorio, pero el mundo de la realeza, no. En él no había matices ni término medio. O estabas dentro o estabas fuera

¿Cómo se puede justificar un sistema donde el poder, los privilegios y la posición social dependen de algo tan aleatorio como las circunstancias de un nacimiento?