Uno siempre debe darles nombre a las armas. No puedes confiar en algo que no puedas llamar por su nombre.
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Uno siempre debe darles nombre a las armas. No puedes confiar en algo que no puedas llamar por su nombre.
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Es él... su nombre -dijo Setrakian-. Su verdadero nombre. Está marcando toda la ciudad con él. Declarándola suya.
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Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.