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Tenía en mi pendiente uno de los libros navideños más famosos: Cascanueces y el rey ratón, de E.T.A Hoffmann. Capricho de edición con ilustraciones de Maite Gurrutxaga, suaves y poéticas que acompañan el texto de forma perfecta. Escrito por Hoffmann como regalo de Navidad para Marie y Fritz, hijos de un buen amigo, Cascanueces es un clásico con razón. Una historia fantástica, llena de belleza, poesía y repleta de aventura. Una batalla entre el bien y el mal, una reivindicación de la belleza interior, una apuesta por la generosidad, el valor y la fe en nosotros mismos. Una cuento navideño para cualquier tiempo, donde la historia de amor entre la pequeña Marie y su Cascanueces conmueve y durante su lectura (y más allá) te mantiene en paz y sonriendo, pero sin dejar de apremiar a Cascanueces en la lucha contra el malvado rey ratón. Un cuento, sí, pero para niños y para adultos. le dijeron a Hoffmann que Cascanueces era demasiado complejo en su universo y sus planteamientos, en sus emociones, para que fuera un libro para niños, mejor sólo para adultos. Hoffmann lo negó, defendiendo en los niños una capacidad de comprensión de la dualidad del mundo mucho más elevada que la de los adultos. Y sobre todo escribió su Cascanueces haciendo de los niños custodios de la poesía frente al mundo racional de los adultos. |
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