La novela negra a menudo trata más del ambiente en el que transcurre que del asesinato que ocurre en sus páginas. Esta novela es un buen ejemplo. Muestra de manera entretenida las bambalinas del mundo de los restaurantes de lujos y los chefs prestigiosos. Sólo tiene una pega y es un final que recurre a un Deus ex Machina bastante tramposo. No obstante, si el lector es un aficionado a la gastronomía lo disfrutará como un buen plato.
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