Los ángeles de hielo

Es la primera novela que leo de Toni Hill. Tengo que decir que me ha encantado. Nos veremos inmersos en una trama increíble en la Barcelona d 1916. Nuestro personaje principal con el que iremos la mayor parte de esta historia es Frederic Mayol, un joven de veintisiete años, que después de volver de la guerra la cual le ha dejado secuelas no solo físicas sino mentales, ya que fue una experiencia traumática, decide abandonar la comodidad de Viena y volver a Barcelona. Frederic es un psiquiatra así que solicita trabajo en un sanatorio ubicado en un tranquilo pueblo pesquero cercano a Barcelona. Mientras espera a empezar en el sanatorio reside en la capital con su padre, el ambiente en que se mueven es con gente de la alta sociedad, así que suelen tener eventos con otras familias de su categoría. Es en estas fiestas donde Frederic conoce a Blanca y a su hermano Gerard, ambos de su edad y tienen un modo extravagante de relacionarse lo cual llama la atención a nuestro protagonista. Tras conocerse por medio de las fiestas inician una amistad entre los tres. Los días de vacaciones terminan para nuestro psicólogo que empieza a trabajar en el sanatorio. Frederic irá descubriendo y viéndose inmerso por las circunstancias en que el sanatorio hace unos siete años atrás era un internado para jovencitas de buena familia, la directora era la señorita Águeda era la encargada del centro aunque tenía la ayuda de su socia Irene que ejercía como profesora. Lo que en un principio parecía un lugar idílico empezó a convertirse para Frederic en un lugar con demasiados secretos. Y la cosa no mejora con la llegada de dos pacientes, por un lado es internado el padre Robí quien está obsesionado porque hace años pasó por un duro trago cuando tuvo que confesar antes de morir al joven Mario Guerrero al que le habían acusado del asesinato de su novia Clarisa Miravé, por lo que pudo ver el padre creía que el muchacho era inocente pero no dio con la forma de demostrarlo y eso causó estragos en pobre padre, lo que hizo que acabara interno en el sanatorio. Y por el otro un pintor Biel quien tiene ataques de doble personalidad, por un lado es un encantador pintor y por el otro una persona agresiva. Pese a tener que cuidar de los pacientes Frederic logra sacar tiempo para resolver el entramado en el que está inmerso. Por suerte cuenta con la ayuda de Juanjo un joven periodista a quien conoció en las fiestas a las que le invitaron y que por lo que le gusta la investigación y tener una buena noticia le ayudará a resolver el puzle que tiene delante y que en ciertos momentos de la trama hace que se cuestione su cordura. Una historia muy bien contada donde te tienen atrapado hasta el final y con una resolución de los acontecimientos espectacular.