Mar de fondo

Tras ocho años de matrimonio, Melinda no se comporta de una forma normal, pero más extraña aun es la forma en la que Vic responde a la conducta de Melinda. Ambos parecen estar inmersos en un juego extraño, tóxico y quizás tan adictivo que ya no pueden vivir sin él.

Vic es un hombre inteligente e interesado en multitud de asuntos —autores clásicos, cantos gregorianos, la reproducción de los caracoles, carpintería, jardinería, arquitectura, los chinches…—. Vive de una renta que le dejó su padre y, más por hobby que por beneficio, dirige una pequeña editorial dedicada a la publicación de poetas noveles y libros exclusivos. Melinda es muy atractiva, no trabaja en nada y apenas se ocupa del hogar o de su hija. La principal ocupación de Melisa parece ser la bebida y la conquista de hombres; la de Vic, soportarlo pacientemente. Desde hace tiempo duermen en habitaciones distintas y se hablan lo justo. A pesar de ello, ninguno de los dos quiere el divorcio y, con distinta intensidad, ambos se empeñan en mantener cierta apariencia de normalidad de cara a sus amigos y vecinos que, no obstante, en las numerosas fiestas o cenas a las que tan aficionados son a organizar, asisten asombrados a los persistentes y descarados flirteos de Melinda y a la extraña indiferencia que hacia ellos muestra su marido.

No es extraño que en esta situación tan incómoda la comunidad se ponga unánimemente (casi) del lado del marido, como seguramente lo hará el propio lector, y ello incluso cuando se empieza a correr el rumor, iniciado por el propio Vic, de que él es el misterioso asesino del último amante de Melinda.

Poco a poco Highsmith (el lector paciente tendrá su recompensa) va tensando la cuerda, y vecinos y lectores empezamos a pensar que por algún sitio tiene que estallar Vic, que ese raro comportamiento no puede prolongarse indefinidamente.

A Vic no le molesta su fama de excéntrico, muy al contrario, se enorgullece de ello.

“Vic no le importaba nada en absoluto ser tenido por raro. Es más, estaba orgulloso de serlo en un país en el que la mayoría de las personas trataban de ser exactamente iguales a los demás.”

Vic se esfuerza mucho en esconder sus sentimientos, incluso a sí mismo: la necesidad de sentirse valorado y apreciado por sus amistades, la firme conciencia de superioridad sobre todos los que le rodean, especialmente sobre su mujer (“Melinda era bastante atractiva, siempre y cuando lo que uno anduviese buscando no fuese conversación”), la irritación ante los espectáculos que esta daba en cada fiesta o reunión o cuando con total desfachatez pasaba los días enteros con sus amantes o los traía a casa a cenar o a tomar una copa, incluso con su hija presente.

“… lo que le molestaba no era el hecho en sí de que Melinda tuviese líos con otros hombres, sino que eligiese aquellos tipos tan idiotas e inconscientes.”

Una curiosa inversión de los roles tradicionales cuya guinda era la asunción por parte de Vic de las tareas del hogar y de la educación de su hija, estamos hablando de 1959. También debió de ser muy chocante en su época el talante liberal que Vic se atribuía y que quedaba patente en la tolerancia que mostraba ante el comportamiento de Melinda, llegando incluso a plantearse el hecho de mantener una relación a tres sin que él interviniera en el aspecto sexual, faceta de la que podría prescindir sin problema alguno.

Como dije, Melinda es más fácil de comprender. Aunque no parece sentir nada por su marido, disfruta de su renta y de su prestigio en la comunidad; no tiene que ocuparse de nada más que de sí misma, ya en su juventud “había llegado al convencimiento de que la vida no era más que la búsqueda del placer”; tiene total libertad en las relaciones con sus amantes. Puede que se sienta algo irritada por la aparente indiferencia de su marido y también es muy posible que, a pesar de la gran comodidad de la que disfruta, no se sienta satisfecha con su vida y tenga que recurrir tan fervientemente a la excitación de la conquista y al aturdimiento de la bebida.

No sé qué más decirles para que se interesen por la novela. Por supuesto, se produce el estallido tan esperado en Vic, al que divierte sobremanera el juego del engaño en el que se ve envuelto, tanto o más que la irritabilidad que provoca en su mujer o el escándalo en alguno de sus vecinos. No se lo pierdan, “Mar de fondo” es una de las grandes novelas de la autora.