Extraños en un tren

Como parte de uno de mis retos de este año, he decidido leer un clásico al mes. Mi objetivo es bajar los pendientes en físico que tengo de mi madre. Si vais a nuestro Instagram, tenéis un video de mi cuaderno de lecturas en el que enseño dicho reto.

Ahora sí, vayamos al meollo del asunto. El argumento de este libro es tan conocido que no solamente se ha llevado a las típicas series de policías que ponen por la tarde en la tele, sino que además muchas personas han intentado cometer el “asesinato perfecto” que nos promete esta historia. Por si alguien todavía no lo sabe, dos desconocidos se encuentran en un tren y se intercambian los asesinatos.

Seguimos a Guy, un arquitecto que se ha separado de su mujer y está esperando que esta firme el divorcio para poder casarse con su novia. A todo esto, la mujer está teniendo un lío con otro hombre (también casado) del que está embarazada. El segundo sujeto del caso, Bruno, es el típico niño de mamá, rico y malcriado, que odia con todas sus fuerzas a su padre.

¿La idea? Yo mato a tu mujer y tu matas a mi padre.

¿Resultado? Una historia envuelta en suspense y tensión. Lo interesante/bueno de este libro no es la trama de los asesinatos, de si se llegan a cometer o no ni tampoco si la policía les pilla en el caso de que sí. Aquí lo que me ha gustado es esa tensión que se nos plantea una vez que se da lugar a dicha conversación: igual que no se nos olvida, a Guy tampoco. le atormenta.

Y ese tormento le vuelve loco, le llena la cabeza de dudas, toma decisiones con miedo a lo que pueda pasar. Y eso es básicamente todo el libro. Tiene por su puesto otras escenas con más acción (buenísimas también te digo).

Pero eso es todo lo que tiene este libro: tensión. Si os interesa quedaros en vela hasta el final, este es vuestro libro. Aunque tengo que decir que para mi gusto se alargó demasiado, se me hizo pesado hacia el final y aunque seguía queriendo saber qué pasaba me quedé sin ganas de leerlo a conciencia. Eso sí, los protagonistas son unos personajes asombrosos. La complejidad, especialmente de Bruno que es quien lo plantea y quien no está muy católico que digamos, es apabullante. No me llego a creer que sean reales, como me pasó con Evelyn o Daisy Jones, pero desde luego que me puedo creer que alguien así podría tener esta idea. No me extrañaría con lo perturbado que está.

Lo dicho, una lectura perfecta para leer en el tren y que un joven borracho y rico te proponga matar a quien más odias a cambio, por supuesto, de que tú también lo hagas. Es lento, eso sí y hay momentos que se me hizo pesado, pero merece la pena solo por explorar los dilemas que se plantean en la mente de Guy.

–Ele