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Las mejores frases de Vida: biografía y antología de José Hierro (9)

Queridobartleby
Queridobartleby 10 January 2023
Llegada al mar “Tierra sin nosotros” (1947)

Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Y he vuelto. Quiebro con mis piernas
tu serena cristalería.
Es como ahondar en los principios,
como embriagarse con la vida,
como sentir crecer muy hondo
un árbol de hojas amarillas
y enloquecer con el sabor
de sus frutas más encendidas.
Como sentirse con las manos
en flor, palpando la alegría.
Como escuchar el grave acorde
de la resaca y de la brisa.

Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Era en otoño, y en otoño
llego, otra vez, a tus orillas.
(De entre tus ondas el otoño
nace más bello cada día).

Y ahora que yo pensaba en ti
constantemente, que creía...

(Las montañas que te rodean
tienen hogueras encendidas).

Y ahora que yo quería hablarte,
saturarme de tu alegría...

(Eres un pájaro de niebla
que picotea mis mejillas).

Y ahora que yo quería darte
toda mi sangre, que quería...

(Qué bello, mar, morir en ti
cuando no pueda con mi vida).
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Queridobartleby
Queridobartleby 10 January 2023
Dibujaba flores, marinas, árboles y retratos —con frecuencia también autorretratos— y en las comidas o cenas con amigos, se ensimismaba pintando en las servilletas y en los manteles de papel que, generoso, regalaba después a los contertulios.
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Queridobartleby
Queridobartleby 11 January 2023
En son de despedida “Cuaderno de Nueva York” (1998)

No vine sólo por decirte
(aunque también) que no volveré nunca,
y que nunca podré olvidarte.

Emprendo la tarea
(imposible, si es que algo hay imposible)
de racionalizar, interpretar, reconstruir y desandar
aquellas fábulas y hechizos
que gracias a ti fueron realidad.

Recupero los pasos iniciados a la orilla del río
y que desembocaban en “Kiss Bar” (aunque no estoy
seguro
dónde estaba el principio y dónde el fin).

Estoy cansado, muy cansado.
Don Antonio Machado dijo hace más de sesenta años
«Soy viejo porque tengo más de setenta años,
que es mucha edad para un español».
(Sin comentarios).

He vivido días radiantes
gracias a ti. Entre mis dedos se escurrían
cristalinas las horas, agua pura. Benditas sean.

Fue un tercer grado carcelario:
regresas a la cárcel por la noche,
por el día ―espejismo― te sientes libre, libre, libre.
Nadie pudo, ni puede, ni podrá por los siglos de los siglos
arrebatarme tanta felicidad.

Yo no he venido ―te lo dije―
para decirte adiós. Sé que no me echarás de menos,
y eso que yo soñaba ser todo para ti
como tú lo eres todo para mí.
¡Ay vanidad de vanidades y todo vanidad!

No te importuno más (ni siquiera sé si me escuchas).
Bebo el último whisky en el «Kiss Bar»,
la última margarita en “Santa Fe”,
rodeo luego la ciudad y su muralla de agua
en la que ya no queda nada que fue mío.
Desisto de adentrarme en su recinto,
no tengo fuerzas para celebrar
la melancólica liturgia de la separación
Sólo deseo ya dormir, dormir,
tal vez soñar…
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Queridobartleby
Queridobartleby 11 January 2023
En Nueva York, Hierro paseaba por sus calles, se dejaba seducir por el bullicio, la luz, la arquitectura y se buscó un bar para escribir: el Santa Fe, un semisótano con un único ventanal a la calle en la 73 West 71st Street, donde empezó a tomar las primeras notas de lo que acabaría siendo uno de los libros mayores de la poesía española contemporánea: “He comenzado unos poemas sobre Nueva York —declaró a un periodista cuando le preguntó en qué estaba trabajando—. Ya sé que es un tópico, pero a mí me da igual".
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Queridobartleby
Queridobartleby 11 January 2023
Mundo de piedra “Libro de las alucinaciones” (1964)

Se asomó a aquellas aguas
de piedra.
Se vio inmovilizado,
hecho piedra. Se vio
rodeado de aquellos
que fueron carne suya,
que ya eran piedra yerta.
Fue como si las horas,
ya piedra, aún recordaran
un estremecimiento.

La piedra no sonaba.
Nunca más sonaría.
No podía siquiera
recordar los sonidos,
acariciar, guardar,
consolar…

Se asomó al borde mudo
de aquel mundo de piedra.
Movió sus manos y gritó de espanto.
Y aquel sueño de piedra
no palpitó. La voz
no resonó en aquel
relámpago de piedra.

Fue imposible acercarse
a la espuma de piedra,
a los cuerpos de piedra
helada. Fue imposible
darles calor y amor.

Reflejado en la piedra
rozó con sus pestañas
aquellos otros cuerpos.

Con sus pestañas, lo único
vivo entre tanta muerte,
rozó el mundo de piedra.
El prodigio debía
realizarse. La vida
estallaría ahora,
libertaría seres,
aguas, nubes, de piedra.

Esperó, como un árbol
su primavera, como
un corazón su amor.
Allí sigue esperando.
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Queridobartleby
Queridobartleby 11 January 2023
Le ponían, sin preguntar, un chinchón seco un poco aguado, en copa, y se encendía un pitillo. Escribía a mano, en cuadernos o lo que era más frecuente, en hojas sueltas en las que tachaba y corregía de manera enfermiza. Tanto, tan reiteradamente que vivía la incómoda certeza de que terminaría deforestando Europa con sus versos.
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Queridobartleby
Queridobartleby 11 January 2023
Lo efímero “Cuanto sé de mí” (1957)

No me digáis que considere el día
sólo como una ola de lo eterno.
Vendavales vendrán, por el invierno,
que me derrumbarán lo que erigía.

Serenidad me vestirá. Armonía
será mi casa. Exhausto ya tu cuerno,
Fortuna, he de escribir en mi cuaderno:
«Era ilusión tras de lo que corría».

«Razón teníais», os diré. Yo tuve
sinrazones. Fui libre, como nube
que cualquier viento leve la cautiva.

Hablé con vivos y con muertos. Luego,
conmigo y con mi Dios. Decid: «Va ciego».
Pero dejadme, por favor, que viva.
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Queridobartleby
Queridobartleby 10 January 2023
Fue palero, repartidor de leña a domicilio, comisionista para la venta de libros y redactor de biografías para una enciclopedia que le pagaba de forma irregular a razón de una peseta el folio —trescientos al mes escritos a máquina con dos dedos (eran todas sus habilidades mecanográficas)—, y un bocadillo diario de tortilla.
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Queridobartleby
Queridobartleby 10 January 2023
Era, cuentan de él, un niño tímido, reservado y de pocos amigos, pero también alegre y vivaz: le gustaba ir a la playa, nadar, y salir de acampada con los scouts. En una de ellas, en Suances, ganó el premio a la mejor paella y siempre presumió de ser un paellero consumado.
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