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Crítica de ornito


ornito
20 December 2021
—Atención. Mucho texto. —

Sé que estoy frente a tremendo libro cuando ya desde el prólogo o introducción me deja volando la cabeza. Cuando ya desde las primeras líneas tengo que parar y anotar lo que estoy leyendo (como me pasó también con “El retrato de Dorian Gray”), ya sé que las páginas que siguen me van a dar por donde más me duele.

Atracé la lectura de este libro como por un año, no sé muy bien por qué. No me sentía lista o yo que sé, no le encuentro palabras.
Hasta que un día leí el prólogo escrito por un tercero y justo atrás, después de la página principal en la que dictaba solo el título, decía en unas únicas tres líneas:

«Quería tan solo intentar vivir aquello que tendía a brotar espontáneamente de mí. ¿Por qué había de serme tan difícil?»

Me quedé en silencio releyendo una y otra vez como si no fuese capaz de comprenderlo. Pero lo entendía. Lo entendí muy bien y como en ese primer momento, ahora, de solo hablar sobre eso siento que se me está clavando una estaca en el corazón.

La introducción siguiente me arrancó una parte del alma, entonces me pregunté cómo es que nunca antes había escuchado sobre este libro. Cómo es que no lo había leído mucho antes. Años antes.

Avancé en la narrativa con facilidad, mordiéndome la lengua por cuánto me había equivocado. Me cayó el balde de agua, porque la historia no era nada parecido a lo que yo me había imaginado. Y no era culpa de nadie, no sé por qué en mi cabeza se formó así.

Yo esperaba una novela, con sus trágicos sube y baja y sus dramas de lo que implica crecer. Sintiéndome identificada, sabiendo que todos los problemas internos, inseguridades, miedos y esas preguntas sin respuesta que siempre me hago, al final del día no serían nada más que eso, algo que el mismo protagonista podría representar y eso era todo. Un inicio, problema y desenlace que me brindaría soluciones que a mí, en realidad no me servirían de nada porque, en síntesis, sus obstáculos y recursos no son los mismos que los míos, y volvería en mí misma, asegurando que lo que a mí me pasa por la cabeza lejos de no ser lo suficientemente importante como para ser solucionado, es, además, una estupidez.

Pero me equivoqué. No era una novela. Era una realidad. En la introducción ya lo había advertido, me llegó al alma y así y todo lo pasé por alto, porque no le creí.

La historia no fue para nada algo que se ajustó a mis expectativas. Y en un momento dio un giro que no me esperaba para nada. Fue mucho mejor. Mil veces mejor.

A mitad de camino entendí que de haberlo leído antes no lo hubiese entendido, porque no estaba lista. Ni meses atrás. Ni mucho antes. Ni años antes.

Abarca tantos temas como interpretaciones. Sinclair pasa desde su más prematura infancia a su más iniciante adultez en menos de 300 páginas. Su particularidad es que desde de chiquito comenzó a cuestionarse por el lado lindo y el malo de la vida. Donde se dibuja esa línea invisible entre los que pertenecemos a cierta clase de persona, y los que pertenecemos a otra. Como si el mundo se tratase de lo que está bien y lo que está mal, cuando en realidad, todos somos todo.

Descubrir la realidad duele, pero descubrirnos a nosotros mismos es mil veces peor. Y no existe ni una mitad equitativa de la humanidad que se responsabiliza de encontrarse, y mucho menos cuestionarse.

En el último capítulo, faltándome cinco páginas para terminar, me vi venir el final y tuve miedo, porque entendí el concepto y su significado real. Me quedé un buen rato acariciando al gato, distraída con eso, pensando si querer seguir porque no quería enfrentarme con eso. Después de varios minutos, dramática como yo sola, junté valor para seguir como si se tratara de mí misma.

Hesse se lució. No puedo decir más que otra cosa. Habiendo un siglo de diferencia entre la obra publicada y la actualidad, se siente como un día a día, aún con sus tabúes y las formaciones familiares y la educación que se llevaba en aquel entonces, sigue pareciendo un libro mucho más actual, pienso que es porque el concepto, el mensaje y problema real que se trata en esas páginas no es algo que sea tan fácil evolucionar y dejar atrás. Pienso que esta generación es recién la primera o una de las primeras en empezar a cuestionarse un montón de cosas que antes ni se nos pasaban por la cabeza.

Este no es un libro de auto ayuda, quiero aclarar esto porque tengo la sensación de que en algún punto hice parecer que sí. Es la historia de una infancia. de crecer. de lo nuevo, de lo que es bueno, lo que es malo. La historia de alguien que una vez se detuvo a preguntarse «¿Quién soy?» y en serio, queriendo o no, encontró algunas respuestas, que, si bien ninguna fue nunca la definitiva, se mantuvo en un camino en el que era consciente de su total existencia. Es que al final del día nunca somos la misma persona que ayer.

Recomiendo mucho este libro. Sobre todo porque es de libre interpretación. Para quien lo lea puede significar cosas diferentes, cada uno lo puede amoldar a su manera. Y es de esos textos que no tiene tanto sentido terminar de leerlo y debatirlo, al contrario, es perfecto para leer al mismo tiempo, línea a línea con alguien más y hablar al respecto.

En unos años voy a volver a leerlo. Me interesa esa nueva interpretación, y qué pienso y siento sobre los comentarios que hice al respecto en el pasado.
Enlace: https://ornellassx7.wixsite...
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