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Un buen libro de Herzog sobre Herzog. Se trata de un relato de viaje. de 1974. Desde Múnich hasta París. A pie. En pleno invierno centroeuropeo. Caminando sobre hielo. Cuando a Herzog le contó un amigo que Lotte Eisner estaba muy enferma en París, Herzog decidió ir a verla. Lotte Eisner no sólo trabajó como secretaria de Langlois en la Cinemateca Francesa, sino que promovió con fuerza el Nuevo Cine Alemán. Herzog pensó que si viajaba a pie, Eisner no podía morirse. No tenía permitido morirse. Yo no se lo permito, pensó Herzog. Esta mezcla de narcisismo impresionista con subjetivismo megalomaníaco es coherente con lo que se deja ver en sus películas. Pienso en Fata Morgana, Aguirre o Woyzeck. Sin embargo, este diario de viaje es en sí mismo un buen libro. La estética que emerge desde sus páginas es más clásica que experimental. Se parece más a Goethe que al vanguardismo de sus películas. El relato es intenso, fluido, poético. La expansión del registro interno que logra Herzog al describir los paisajes externos es genial. Habla del frío, de la lluvia, del viento, de la nieve. A cada paso tiene miedo de transformarse en un animal. Come lo que puede. Duerme donde puede. Tolera el dolor como puede. Las fuerzas amenazantes de la naturaleza marcan el ritmo del viaje. Bosta de vacas, manzanas podridas, pájaros negros, todo su entorno es una alegoría de la muerte, de su proximidad. No la muerte de Eisner, sino la de Herzog. Pienso que no incurro en un spoiler si menciono que ninguno de los dos muere en el relato. Este libro trata del viaje de Herzog, no del destino. Creo que habría que estudiar qué hizo Herzog antes de ese viaje loco. Es posible que haya estado luchando contra sus propias sombras, elaborando su propia muerte. Es un artista acostumbrado a expandir sus estados subjetivos hasta que cristalicen en películas. Por eso propongo dar un paso más. Creo que nunca terminó ese viaje. Pienso inclusive que nunca lo comenzó. Dicho de manera directa, opino que Herzog está obsesionado con la muerte, con el dolor, pero no el propio, sino el ajeno. Desde sus primeras películas -pienso en También Los Enanos Empezaron Pequeños de 1970- hasta sus últimas realizaciones -pienso en Queen Of The Desert de 2015- Herzog ha filmado sobre la abyección, el dolor y la muerte. Herzog es simplemente un cineasta sádico, esa es mi opinión. Es cierto que el cine alemán hunde sus raíces estéticas en el expresionismo, en la pantalla demoníaca como dice Lotte Eisner. Esto se refiere a la presencia del mal tanto en los contenidos, como en la forma del lenguaje que llegó al cine desde el teatro de Max Reinhardt. El expresionismo alemán es oscuro, maligno, es el doctor Caligari, el doctor Mabuse, Nosferatu. Sin embargo, el Nuevo Cine Alemán propuso nuevas estéticas. No hay ninguna película de Herzog que llegue tan lejos como Katzelmacher de Fassbinder. O El Amor Es Más Frío Que La Muerte, del mismo director. O La Segunda Patria de Reitz. O el péplum más colosal de la historia del cine, El Capital de Marx, filmado por Kluge. En odiosa comparación pienso que Herzog es uno de esos enanos crueles que también empezaron pequeños. Creo que sólo la tensa amistad con Kinski logró que Herzog salga por un tiempo de su narcisismo sádico, nocturno, obsesionado con la muerte. El final de la película Mi Enemigo Íntimo es un momento atípico en el que Herzog deja de hablar de Herzog. de hecho, deja de hablar. al igual que ocurre en sus películas, pienso que este libro es una exploración amplificada de Herzog sobre Herzog. El Herzog cruel, rumiante de sombras. No es un Road-Trip al estilo Wenders, es más bien una caminata como las de Nietzsche. Un buen libro de un personaje oblicuo.
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